La concentración parcelaria, la fórmula del Principado para combatir el minifundio en la zona rural, está agotada. El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez-Vigil sostiene que el sistema que se utiliza para reunir fincas dispersas es "caro y poco eficaz". En cuatro décadas, "sólo se han concentrado 50.000 hectáreas, cuyo coste nadie se ha molestado en evaluar". "Al paso que vamos, para reordenar otras 50.000 seguramente haría falta esperar otros cuarenta años", razona en el libro "Jornadas sobre los montes comunales de Asturias", que presentó ayer junto a Benigno Fernández Fano, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Por ello, ambos autores proponen sustituir la concentración parcelaria actual por otro sistema que incremente con mayor éxito el tamaño de las fincas agrarias. "Se están consiguiendo agrupaciones -dice Rodríguez- Vigil- de en torno a las 5 o 6 hectáreas cuando para una explotación de cincuenta cabezas son necesarias entre 30 y 35".

El expresidente del Principado y el jefe de servicio de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, Benigno Fernández Fano, hacen a lo largo de su publicación "una llamada de atención seria" sobre la "obsoleta" gestión de los montes comunales en Asturias, que representan casi el 39% de la superficie total (366.864 hectáreas). José Luis Rodríguez-Vigil sostiene que hay que modificar el régimen de tutela de los Montes de Utilidad Pública (MUP) para devolver "a los ayuntamiento y a las entidades vecinales la capacidad de gestión". El carácter "fuertemente intervencionista de la administración forestal", asegura Rodríguez-Vigil, se corresponde con una situación que nada tiene que ver con la actual, sino propia del "siglo XX cuando las administraciones locales eran más débiles". "El Principado actuaba para evitar desmanes y talas abusivas por parte de los ayuntamientos. Eso se ha conseguido en parte. Pero en contrapartida, se ha favorecido extraordinariamente el despoblamiento rural", comenta.

Ahí es donde entran los "paisanos". Los autores del libro piden a la Administración regional que difunda el "provecho económico de los rendimientos de la madera" y promueva el desarrollo sostenible del medio rural. "Los políticos tienen la peregrina idea de crear a lo largo y ancho de la cordillera cantábrica una suerte gigantesca de espacio natural, en el cual la presencia humana y sus actividades productivas deberían ser minimizadas al máximo. En ese imaginario Yellowstone regional crecen libremente los matorrales sobre las tierras de labor", critica Rodríguez-Vigil.

A ello añade: "No se tiene en cuenta que la montaña y los valles asturianos del interior están habitados por el hombre desde el Paleolítico Superior y que el hermoso paisaje, el turístico Paraíso Natural, (...) es de clara creación antrópica, básicamente de carácter ganadero, realizada sistemática y sedimentariamente desde hace más de diez mil años". En este punto, el expresidente regional entra de lleno en los incendios forestales, cuya temida propagación la achaca a la mayor presencia de matorral. De ahí que insista en la prevención y en situar a los ganaderos "en el centro de la política asturiana antiincendios forestales".

"Tenemos el imposible de equiparar los sistemas profesionales de extinción de incendios industriales y urbanos con los que nacen y se propagan por las arboledas de los valles. Esas zonas se caracterizan por sus pendientes extremas y un régimen de viento que solo los conocen bien los lugareños". Por eso, "es obligado dotar a esos habitantes de medios adecuados para la vigilancia y extinción de los fuegos", agrega.

Por su parte, Benigno Fernández Fano señala que Asturias es "única", pues es la región de Europa con más propiedad pública (el 40% del territorio) y también, con más superficie de uso común (el 32,4%).