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Me quedo en el pueblo | Villanueva de Pría

Veterinaria por amor a los caballos

Laura Inguanzo Alonso lleva diez años con su servicio de asistencia a domicilio de equinos y animales de compañía en el oriente asturiano

Veterinaria por amor a los caballos

Muy cerca de donde vive, en Villanueva de Pría (Llanes), tiene Laura Inguanzo Alonso a uno de sus pacientes, un poni, "Calimero", al que le toca una nueva cura por una herida en una de sus patas. "Ahora ya es más fácil tratarlo, ya que al principio era más desconfiado", dice esta veterinaria, que lleva ya diez años al volante de su clínica veterinaria móvil, que lleva su nombre como identificativo de su empresa veterinaria, por buena parte del oriente asturiano.

Nacida en este hermoso pueblo llanisco, parte de su infancia la pasó, por motivos labores de sus padres, en Langreo. Estudió la carrera en Cáceres y estuvo un tiempo trabajando en Sevilla y en Huelva. Su pasión por los caballos fue una razón para decantarse por esta profesión en un momento en el que, según señala, "había poca gente especializada sólo en equinos. Por ese motivo estuve un tiempo haciendo prácticas en un hospital para caballos en el Sur. También trabajé en Huesca. Cuando volví a Asturias, y tras trabajar un tiempo en Oviedo, decidí ponerme por mi cuenta con mi clínica ambulante. La idea se me ocurrió porque en el primer hospital que trabajé con caballos había tres coches clínicos que hacían visitas a domicilio", recuerda.

La idea de volver a su pueblo natal la tuvo siempre clara. "Mis padres compraron primero el hórreo y luego la casa que, finalmente, hemos convertido en apartamentos rurales. En una de las zonas vivimos mi marido y mi hija Lara. Siempre quise que si formaba una familia se estableciese en el campo. En una ciudad es todo más frío, más distante. Aquí nos conocemos todos los vecinos y nos echamos una mano siempre que nos necesitamos. Eso sí, la vida en el campo no es fácil, hay que trabajar mucho, ser muy constante, tienes que tener las ideas muy claras y luchas por ello cada día sin bajar la guardia", afirma esta joven mujer, que atiende fundamentalmente, además de caballos, animales de compañía, como perros y gatos, entre otros.

Con su clínica móvil se desplaza por todo el oriente de Asturias. "Tengo clientes, entre otros concejos, en Cabrales, Ribadesella, Llanes, las Peñamelleras, Cangas de Onís, Onís, Villaviciosa e incluso alguna vez llegué a ir hasta Gijón", recuerda Inguanzo, quien matiza que en su coche lleva todo lo necesario para atender en consulta a domicilio a los animales: "Ahora bien, si veo que el animal necesita cierto tipo de pruebas o debe ser ingresado lo remito al hospital veterinario más cercano".

Respecto al auge de los caballos, recuerda que cuando ella empezó como veterinaria especializada "había mucha afición en Asturias, pero con la crisis bajó bastante la tenencia de estos animales. La mayoría los tiene o tenía por placer o bien para correr en raids, luego están quienes los crían para carne. El tema de los caballos bajó un montón y ahora, por el contrario, se me ha incrementado el número de asistencias a perros y gatos", señala esta empresaria rural que, curiosamente, no tiene ningún caballo. "Ya los tiene mi tío", añade sonriendo.

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