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Me quedo en el pueblo | Villar de Casomera

Maite vive al final de la carretera

Diseñadora gráfica, optó por vivir y trabajar en un apartado rincón del pueblo allerano, donde puso en pie su hogar y al tiempo su estudio

Maite Prida, en el estudio de su casa, en Villar de Casomera.

Para Maite Prida Barquín no hay nada imposible. Tal es así que, finalmente y tras haberlo deseado media vida, en 2011 se trasladó a vivir y a trabajar en el medio rural. Y fue en un pueblín, Villar de Casomera, donde, con ella, residen todo el año un total de seis personas. "A mí Heidi me hizo mucho daño", dice con una amplia sonrisa esta mujer que transmite la misma tranquilidad que el impresionante paisaje que circunda su casa y al tiempo su oficina.

De padre asturiano, madre vasca y nacida en Canarias, estudió en Madrid diseño de moda, que no finalizó. "Me fui a Londres y allí reciclé mi formación y me especialicé por aquel entonces en diseño de dibujos por ordenador. Me vine a España, estudié idiomas, relaciones públicas y todo tipo de cursos relacionados con el diseño gráfico, así como cuanto tiene que ver con las nuevas tecnologías aplicadas al diseño. Finalmente abrí mi propio estudio en Gijón en 2003", recuerda.

Prida, cuyo trabajo firma como "Áreanorte, estudio de diseño gráfico y fotografía", dice que siempre le gustó la vida en el pueblo y que trasladarse a una zona rural siempre estuvo dentro de su proyecto de vida. "Soy una persona solitaria y gran amante de la Naturaleza; buscaba un rincón especial y aquí lo encontré. Ésta era una casa en ruinas entre cuyas paredes crecían los árboles. Al construir mi casa se respetaron dos de las paredes y quise que su estructura tuviera la orientación original", afirma mientras observa cómo su querido perro "Nel" dormita en la zona baja de la casa, justo frente a un paisaje demoledoramente bello. Maite comenta que cuando sus amigos le preguntan por el lugar que eligió para vivir ella dice que está "al final de la carretera".

Destaca Maite la amabilidad de sus vecinos, Manolo y Blanca y Toño y Yoli. "Son un encanto, muy buenas personas, no puedo más que decir cosas buenas de ellos, siempre están ahí por si los necesitas". Recuerda también a quienes forman parte de su equipo: "Ánxel Álvarez Llano, filólogo y gran conocedor de la lengua asturiana y de la etnografía, y el fotógrafo Camilo Alonso, que conoce Asturias de cabo a rabo. Los tres somos unos tremendos enamorados de Asturias", añade. Maite, entre cuyos trabajos están la revista la "Estaferia Ayerana"; una guía turística del concejo de Aller y otras de Taramundi y Oscos o las publicaciones "Destino Asturias" para Onda Cero, señala que trabaja muy bien desde su casa, donde cuenta con una conexión buena a internet.

"Aquí desarrollo perfectamente mi trabajo, no tengo ningún problema de infraestructura. Eso sí, vivir en el pueblo lo que te hace es ser mucho más organizada para distribuir el tiempo. Yo desde aquí voy a cualquier sitio y además, siempre que puedo, viajo en tren, que me encanta. Voy a ver a mis proveedores, a reuniones, a presentaciones de trabajos; en fin, como todo el mundo. Vivir alejada y en este precioso pueblín no me impide en modo alguno desarrollar mi vida ni mi trabajo: todo lo contrario, no puedo estar más feliz".

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