Tanto para Antón Cadierno como para Paula Cristóbal el campo es el futuro para conseguir un modo de vida sostenible siendo lo más autosuficientes posible. "No tenemos un planeta y medio, sólo tenemos uno. Es necesario que la gente vuelva la vista al campo. Necesitamos que al menos el 70 por ciento de la gente que vive en este territorio se dedique al sector primario. Hay una frase que decía mi abuelo y que nunca olvido: 'Ya verás cuando la gente se dé cuenta de que el hormigón no se come'. Hay que volver al campo, por supuesto, es una necesidad", defiende con vehemencia Paula Cristóbal durante un descanso de su trabajo en la huerta ecológica. Junto a Antón y Eider Goñi Uribeetxebarría -esta última no estaba presente en el momento de realizar este reportaje- están al frente de la finca El Nocéu, Agricultura Ecológica, que está en el barrio de La Cuesta, en el valle de Sariego, muy cerca de La Vega, la capital del concejo.

Explican Antón, licenciado en Química, y Paula, maestra, que están trabajando la finca El Nocéu en régimen de cesión otorgada por sus propietarios, Aquilino y Lauren, que fueron los pioneros de la agricultura ecológica en Asturias y que se plantearon esta posibilidad al llegar su edad de jubilación. "Nos conocimos en una manifestación que hubo en Madrid hace años, una marcha por la dignidad. Paula les comentó que igual nos interesaría adquirir la concesión cuando se jubilaran, y en 2015, en marzo, nos presentamos a ella. Sabemos que también optaba bastante gente, pero al final nos eligieron a nosotros y estamos muy contentos. Estuvimos un tiempo de prácticas con ellos y como están aquí al lado los seguimos teniendo de tutores y para cualquier duda siempre los tenemos aquí para asesorarnos", señala Antón. En año y medio al frente de El Nocéu, esta joven pareja se muestra optimista y esperanzada con lo logrado. "Vendemos nosotros el producto tanto en el mercado de la Pola, los martes, como los lunes por la tarde en la tienda que tenemos aquí en la finca. También realizamos todo tipo de encargos, que hacemos el resto de la semana. Basta que nos llamen y nos digan a qué hora vienen para que lo tengan preparado", recuerda este joven, que junto a Paula y Eider trabajan una extensión de cinco hectáreas y media que aumentarán en breve a seis y media. En esa superficie incluyen una enorme variedad de verduras y frutas ecológicas en temporada y, además, también hacen sidra del duernu. "Mayamos todos los lunes para ir al mercado", indican.

"Todos los que hemos tenido contacto con el mundo rural sabemos lo que implica vivir en él, como es el caso de los tres. Hay temporadas más duras que otras, pero mentalmente no nos agota nada, todo lo contrario. Tienes momentos puntuales de cansancio físico, pero mentalmente es todo lo contrario. Mientras unos van a yoga, yo me relajo sayando o quitando las malas hierbas", concluye Antón.