La única respuesta está en la gestión. En "una buena gestión y una provisión de fondos para el futuro". La pregunta, tal y como Benigno Fernández Fano se la había formulado a sí mismo, interrogaba por la ruta hacia la salida de la crisis del sector lácteo. Como quiera que la nueva Política Agraria Común ha cocinado un "cambio de ciclo" irreversible y que "esta PAC ha venido para quedarse", su remedio es la información para tomar decisiones, o tal vez la planificación informada de las inversiones. Fano presentaba, a sala llena en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), el exhaustivo diagnóstico numérico de la actividad lechera que firma junto a José Antonio Migoya y que precisamente pretende ser, en la valoración de éste, justo esa información que da poder para no errar al decidir en situaciones críticas. El acopio de datos, editado bajo el título "El sector productor de leche en Asturias, un acercamiento a sus cifras", sirve para evaluar la dimensión de los obstáculos. Habla de tendencias a la concentración de la producción láctea en territorio y grandes explotaciones, del envejecimiento de los titulares y el peligro de la falta de relevo, de la caída recién estabilizada del volumen de producto o de la de los precios, y apenas opina. Prefiere proporcionar las herramientas para poder opinar.

"Es ésta una crisis de precios percibidos por los ganaderos", radiografía Fano, que explica el repunte de la producción en los últimos tres años como un mecanismo de defensa frente a esta misma crisis "que afortunadamente no es una tormenta perfecta porque el coste de la materia prima es bajo". Por eso ha sido posible que el volumen de la producción haya subido después de años de caídas encadenadas, por eso también es solamente relativa la aparente buena noticia del súbito incremento productivo.

Para cuando Fano, ahora jefe de servicio de la Consejería de Desarrollo Rural, hizo expresa su opción de remedio, Migoya ya había explicado el grado de concentración de la leche asturiana en tres cifras -20, 24 y 34-: "20 concejos copan cerca del 96 por ciento de la producción, 24 no producen nada y 34 suman el 4,2 por ciento". Entre los 20 hay uno del Oriente, Llanes; una mancha central alrededor de Gozón y sobre todo una gran extensión al Occidente. El mapa se completa con la tendencia al aumento en el tamaño de las explotaciones y el descenso sostenido de su número, con el cruce de datos que dice, confirma Fano, que una sola ganadería, la más grande, supere en volumen de leche a dieciocho municipios.

Esta crisis es de precios, pero Migoya, técnico de la Caja Rural de Gijón, tiene datos que desmienten por comparación la imagen de que "aquí siempre se ha cobrado peor" que ahí fuera. Hasta 2010, confirma, los precios de la leche estaban en Asturias y en España "por encima de la media europea. Entre 2011 y 2015 sí se percibieron importes inferiores al promedio de Europa, pero en enero la tendencia ha vuelto a cambiar y todo 2016 hemos estado de nuevo por encima y el precio de Asturias siempre a la cabeza de España". La razón es CLAS, a la que se vende "el setenta por ciento de la leche producida en Asturias y que paga por encima de la media del mercado".

"La crisis de la leche es global", había dicho antes que los autores del libro la consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales. María Jesús Álvarez hizo su propio diagnóstico de "un sector que tiene futuro", citando precisamente el "elemento diferenciador" que aporta CLAS, y problemas que no afectan sólo a Asturias. Mencionó "el descenso del consumo, el veto ruso o el fin del sistema de cuotas", pero también la necesidad de "cambiar la posición de la Comisión Europea, que no puede seguir poniéndose de perfil", o la de una ministra que, al decir de la consejera, "tampoco ha sido beligerante" para reclamar modificaciones en la gestión de la PAC haciendo uso de la "capacidad de decisión" que aquí deja la UE a sus estados miembros. "Asturias es leche y tiene que seguir siendo leche", subrayó Álvarez, que destacó el esfuerzo de su departamento e identificó un amplio camino por recorrer, entre otros aspectos, en "el fomento del consumo de lácteos" del mercado nacional, en la identificación del origen del producto -ahí "nos gana Europa", dice- o en la "mejora de la base territorial, la disminución del coste de producción o que el ganadero perdiba un precio justo por el litro de leche".