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Queseros en tierras vaqueiras

Los hermanos Marta y José Ignacio Álvarez Menéndez llevan las riendas de la empresa familiar que inició su abuelo en 1947

Desde que eran niños, tanto José Ignacio Álvarez Menéndez como su hermana Marta echaban una mano a su padre y a su abuelo en la quesería que este último puso en marcha en San Martín de Luiña en 1947. "De críos, cuando llegaban las vacaciones, ya andábamos por aquí ayudando, pegando etiquetas, por ejemplo, incluso hasta aprendiendo a hacer facturas de manos de mi padre, que además de quesero es profesor mercantil", recuerda con una sonrisa Marta. Tanto uno como otro decidieron estudiar Empresariales en Oviedo con el objetivo de continuar el negocio familiar, y en los últimos años han ido ampliando tanto la cantidad como la variedad de productos para adaptarse al mercado y a las nuevas demandas de los clientes.

Fueron al colegio en Soto de Luiña "y luego al Instituto en Pravia. Finalmente estuvimos unos años en Oviedo mientras estudiábamos en la Universidad", explica ella, al tiempo que se muestra encantada de vivir en San Martín. "Yo aquí estoy muy bien. No lo cambio ni por Oviedo ni por ninguna otra ciudad. Teniendo coche estás a treinta y cinco minutos, por ejemplo, de Ribadeo. La calidad de vida es mucho mejor, en verano tienes ahí la playa, que es una gozada, y en invierno me gusta dar largos paseos por el campo". En el mismo sentido se manifiesta su hermano José Ignacio, que reparte su vida y su trabajo entre San Martín de Luiña y Pravia.

Son la tercera generación de una producción quesera que, con el nombre de La Fontona, ha sabido adaptarse a los tiempos al fabricar otros productos de gran éxito. "Trabajamos con leche de vaca. Nosotros no tenemos animales, compramos la leche a Campoastur. Al principio, mi padre elaboraba exclusivamente queso de sándwich, llegando a producir 230.000 kilos al año. Vendíamos a toda España. Luego entraron los alemanes con unos precios con los que no podíamos competir y decidimos diversificar. Fue a partir de 2008, cuando empezamos a vender, junto con el queso de sándwich, nata, requesón, requesón desnatado, mantequilla y también otros quesos como el semicurado de vaca y otro ahumado", dice José. De todos ellos tienen gran fama la nata, el requesón y esa mantequilla decorada a la antigua usanza, "con una cuchara de madera y dibujándola una por una", resalta José Ignacio, quien recuerda, asimismo, que "la producción mensual de La Fontona oscila entre los 6.000 y los 7.000 kilos al mes".

Estos hermanos, que durante el verano empiezan a trabajar a las cuatro y media de la mañana y en invierno a partir de las seis y media, creen que sí se puede vivir en el campo. "Tanto mi hermano como yo elaboramos, y él también distribuye por toda Asturias", matiza Marta. José Ignacio cree que "el campo está poco explotado. En esta zona hay mucho turismo y va bien. Es una pena ver tantas huertas abandonadas en una tierra donde crece de todo, pero, claro, es un trabajo duro y constante y no muchos quieren hacerlo. Si tienes un sueldo complementario y una huerta donde sembrar lo que comes, claro que se puede vivir en el campo".

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