"Si no puedo cultivar patatas en dos años estoy abocado a un cierre seguro, esto es el fin de la empresa". Joaquín Méndez y su padre, ya fallecido, iniciaron en 2005 en Jarrio (Coaña) un proyecto de transición del sector lácteo a la patata. Huyeron de una crisis y ahora el agricultor coañés se encuentra con lo que califica de "posible debacle" para una empresa "que cumple con toda la normativa sanitaria y que nunca ha tenido un problema". Méndez abastece de patata blanca asturiana, la más cotizada, a una conocida cadena de supermercados y está en negociaciones con otra marca de alimentación. "Todos mis planes pueden irse al traste y con ello el trabajo de todos estos años", se lamenta. Ayer los clientes llamaron sin parar al almacén para interesarse por la mercancía, "este problema es muy grave para todos nosotros", añade.

El año pasado, el departamento de Sanidad Vegetal le avisó y realizó controles, y no apareció nada. Méndez produce 300.000 kilos al año en nueve hectáreas ubicadas en Jarrio.