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La ortiguilla, un manjar en el Sur

Cuarenta pescadores asturianos explotan ya la anémona de mar, un recurso en auge por su interés gastronómico en Andalucía

Iván Pulido recoge ortiguillas en la playa de Los Chalanos, en Muros de Nalón, con una anémona en el agua en primer término. MIKI LÓPEZ

A falta de oricios, ortiguillas. Más de cuarenta pescadores ya explotan en Asturias la anémona de mar, un recurso en auge en las rulas por su interés gastronómico en Andalucía. El año pasado se subastaron 50,7 toneladas, todas ellas vendidas a comercializadores del sur, donde las cocinan a modo de fritura. El praviano Iván Pulido fue uno de los primeros en descubrir este plato con fuerte sabor a mar. "La demanda es increíble. Lo que hace falta es crear una cooperativa y vender directamente el producto al sur. Ahora estamos perdiendo dinero haciéndolo a través de intermediarios", explica Pulido, que empezó con la anémona en 2012. Nadie antes imaginaba que este pequeño organismo acuático iba a acabar dando dinero al sector pesquero. Y más incluso que el bogavante y el centollo.

Ante el imparable aumento de sus capturas, la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales prohibe este año su recogida del 1 de abril al 31 de mayo, al igual que establece una veda de dos años para el oricio. Los pescadores sostienen que la medida carece de fundamento científico, aunque reconocen que antes había más ortiguilla que ahora. Y eso que en la playa de Los Chalanos, en Muros de Nalón, sorprende la cantidad de ellas que se ven entre las rocas. "Cuando yo empecé, de un solo pozo sacabas un kilo. Eso hoy en día no pasa", dice Pulido, en plena extracción. El trabajo es fácil, pero duro. Sólo se necesita una cuchara para arrancar la anémona del sustrato rocoso, un capazo de goma y tirar mucho de espalda. "Acabas con un dolor tremendo de estar tanto tiempo doblado", dice. El cupo máximo por persona y día son 20 kilos y para llegar a uno, hace falta recoger unas setenta ortiguillas. "Imagínate el tiempo que echas aquí", apostilla Pulido, que empezó animado por un amigo.

"Me dijo que en Andalucía se comía mucho. Y pensando en la abundancia que había aquí, decidí en sacarle provecho. Me puse en contacto con empresas del sur y me llamó la atención que ninguna escatimaba en el precio. Siempre llegábamos a un acuerdo", explica el mariscador, natural de Somado. Sin embargo, la cosa cambió cuando a raíz del "boom" de la ortiguilla, se instalaron en Asturias unos cuantos intermediarios: "Ahora mismo recibimos entre cinco o seis euros por kilo cuando en el sur te dan hasta diez. Tenemos que formar una cooperativa". Iván Pulido contempla incluso abrir una empresa transformadora de ortiguillas para mandar al sur ya el producto listo para comer. "Es muy simple: se le echa harina y se fríe con aceite de girasol. No tiene más. El problema es que habiendo este año una pequeña veda, no me quiero arriesgar a que la situación vaya a más", profundiza.

¿Y a qué sabe? A mar. "No es como comer una andarica o unas percebes, pero están muy buenas igual", comenta Pulido. Mientras que en Andalucía, y sobre todo en Cádiz, es un producto indispensable en las cartas de los restaurantes, en Asturias apenas se consume. Su aspecto cilíndrico y revestido de tentáculos de color verde óxido no cautivan a la vista, pero sí al paladar. "Esto está evolucionando muchísimo. Ahora se empieza a recoger el alga percebe -adquiere sabor a percebe por encontrarse a su lado-, ya que cada vez se utiliza más en la hostelería. Hay empresas gallegas que ya las comercializan", asegura.

Las últimas investigaciones sobre la ortiguilla revelan que podrían considerarse en parte animal y en parte planta, al menos desde un punto de visto genético. Científicos de la Universidad de Viena destacan que aunque sus genes y las interacciones de estos se parecen más a los de los animales, el código que determina cómo se expresan se asemeja más al de las plantas. Estos animales marinos atrapan con los tentáculos que posee en la parte superior pequeños peces y mariscos. De hecho, una vez capturados suele ser habitual que los expulsen.

"En el caldero siempre ves restos de lo que comen. Es increíble la capacidad que tienen para crecer si tienen alimento", comenta Pulido, que pide autorizar en Asturias el buceo. "Mientras que en otras comunidades, como en Galicia, se permite, aquí no. Y no entendemos por qué", agrega. De momento en la región sólo se pueden extraer ortiguillas de las rocas. Lo recomendable es hacerlo después de días de mareas vivas, ya que es cuando el mar desplaza las anémona hasta casi la orilla.

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