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Panadera de tercera generación

Ofelia López Menéndez es la continuadora de un negocio tradicional que inició su abuelo Bernardo López, que también era molinero

Panadera de tercera generación

Ofelia López Menéndez siempre tuvo claro que sería la continuadora de un oficio tradicional que desde muy niña vivió en su casa: panadera. Hoy es la tercera generación de una saga que se inició en el pueblo de Ferreras, perteneciente a la parroquia de San Román de Candamo, con su abuelo Bernardo López Fernández, un hombre que fue antes molinero y luego panadero. "Mi abuelo tenía un molino de maquila. Con el tiempo decidió aprender el oficio de panadero para sacarse algo más de dinero. Aprendió con un panadero local. Luego los continuadores fueron mis padres, Manuel López Fernández y María Dolores Menéndez Álvarez". Finalmente, ella, que es hija única, se hizo cargo del negocio.

"Soy una enamorada de Ferreras. En cuanto cumplí los 18 años saqué el carné de conducir y me puse a repartir pan haciendo la misma ruta que hacía mi padre", señala. Y añade: "Durante varios años fui repartidora y en los últimos tiempos comencé a aprender a elaborar diferentes tipos de panes, tal como antes hicieron mi abuelo y mis padres. Este último año ha sido decisivo para mí porque me he puesto totalmente al frente del negocio y me ocupo también del papeleo, que, la verdad, es lo que menos me gusta, pero poco a poco lo voy llevando mejor", recuerda con una sonrisa esta mujer, que tiene sobrada fama en la zona tanto por la calidad de sus elaboraciones como por su trato amable y cercano.

"Este último año también se han creado en la panadería tres nuevos puestos de trabajo. Ahora hay otro panadero más y dos repartidores que se mueven por buena parte del concejo de Candamo", recuerda esta mujer, que como emprendedora rural considera importante crear puestos de trabajo que permitan a la gente continuar en el campo.

En cuanto a su horario laboral, para ella tampoco es un problema a la hora de tener también vida social. "Duermo por las tardes y sobre las once y media o doce de la noche y hasta las seis y media de la mañana que llegan los repartidores, estoy trabajando en la panadería, pero no estoy todos los días, también es verdad, yo doy descansos y vacaciones", recuerda Ofelia, al frente de la Panadería Ferreras, con el mismo nombre de su pueblo, desde donde ha logrado dar buena fama a cuanto sale de su obrador, desde panes de siempre de todo tipo y tamaño al de escanda, bollos preñaos o boroñas. "Este año hemos empezado a hacer también magdalenas. Vamos ampliando nuestra oferta porque hay que ofrecer cosas nuevas, vivir en un pueblo no impide para nada evolucionar", recuerda.

En cuanto a su pueblo, se siente encantada de vivir en él y destaca que hay una importante remesa de gente joven que se ha incorporado a vivir en San Román. "No me extraña porque tenemos de todo. Buenas comunicaciones, tren, médico, Caja Rural, farmacia, clínica dental, peluquería, biblioteca y hasta piscina. No lo cambio por nada", concluye.

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