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Me quedo en el pueblo | La Puerta

Bienvenidos al Norte

Sara Peña y Patricio Luis Palma han encontrado su casa y su trabajo en Cabranes tras hacerse cargo de un restaurante en una aldea del concejo

Patricio y Sara, a la entrada del establecimiento que han reabierto en el pueblo de La Puerta, en Cabranes. ANA PAZ PAREDES

Dice Sara Peña que ella y su pareja, Patricio Luis Palma, andaban buscando una casa para vivir y trabajar por el Norte, en la zona rural, y encontraron el que desde hace un par de meses es su hogar en el pueblo de La Puerta, en Cabranes, gracias a un amigo de Cantabria "que nos la buscó por internet". "Nosotros vivimos en la parte superior y en la inferior tenemos el restaurante y la zona donde esperamos realizar nuestro horno de barro para elaborar nuestros panes y bollería, aunque ya los hagamos ahora en el horno de la cocina", dicen.

Sin embargo, ese Norte al que aluden no les era ajeno, pues ambos tienen un amplio bagaje profesional por España y el mundo. "Yo vine de Argentina en 2006 a trabajar como cocinero a Sevilla. Allí nos conocimos Sara y yo y mantuvimos una amistad. Años después, y estando yo en Santander, la llamé para trabajar, ella estaba buscando algo, y al final terminamos convirtiéndonos en pareja", recuerda Patricio sonriendo.

Esto apenas es nada de su vida, intensa, con muchos proyectos y con mucha ilusión. Y es que, además de en Santander y Sevilla, también trabajaron en Valencia y San Sebastián, además de pasar una temporada en Argentina y otras dos en China.

"Nos encantó este lugar en cuanto lo vimos. El campo te da una energía, una calidad de vida, que no la tienes en ningún otro sitio", señala Patricio, con un amplio currículum como cocinero profesional. "Yo me ocupo del comedor, de la barra, de atender al público... Cuando estudiaba, con este trabajo era con lo que me pagaba mis estudios de técnico de escenografía", dice Sara.

Prácticamente acaban de aterrizar en Asturias y ya se sienten encantados de estar aquí. Alaban la relación con sus vecinos y el entorno que eligieron para vivir y trabajar en un proyecto gastronómico personal donde todo gira en torno a productos de primera calidad y todos, siempre que se pueda, de cercanía. "Creemos que hay que mover lo de casa, lo de aquí; en Asturias y en esta zona, hay productos buenísimos. El pitu caleya, los pescados y mariscos que vamos a coger a Tazones o a Lastres, las setas, el queso, las verduras, las hortalizas... Buscamos entrar en contacto con el mayor número posible de productores locales y, a ser posible, con una mayoría en ecológico".

De jueves a domingo abren al público, previa reserva, su restaurante, al que han llamado Pusáki, ofertando un menú degustación en el que Patricio elabora platos en los que tradición e innovación van de la mano. "Ya estamos haciendo cruasanes y pan artesanal, que también es una de nuestras especialidades, además de diversos tipos de bollería. Nuestra ilusión es poder hacerlos en el futuro en el horno de barro", señalan. Y apuntan, además, una idea novedosa, y es que, de 16.00 a 20.00 horas, ofrecen cafés, chocolates, tés y todo tipo de bollería, sobre todo cruasanes y magdalenas, a quienes se acerquen hasta su local. También venden al público cuanto elaboran allí.

En cuanto a si existe futuro en el campo, Patricio es muy claro: "Por supuesto que se puede vivir del campo y en el campo, lo que no puedes es pretender forrarte sin trabajar, hay que implicarse a fondo en lo que se quiere, y no desfallecer. Estamos en ello".

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