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Me quedo en el pueblo Era

Con alma de alberguera

Sara Fernández rehabilitó como albergue turístico el edificio donde su abuela Carmina regentaba la tienda más conocida de Muros de Nalón

Sara Fernández Menéndez, junto al gran mapamundi que decora una de las paredes del albergue y donde se indica la procedencia de los peregrinos.

En abril de 2013 Sara Fernández Menéndez puso en marcha un proyecto por el que siente gran querencia: la apertura del albergue turístico Casa Carmina en el barrio de Era, en Muros de Nalón. Nacida en Muros, cursó buena parte de sus estudios en Oviedo y tiene una amplísima formación en el campo de la imagen. "Estudié realización de cine y televisión, diseño gráfico, hice un máster sobre cine y psicología; operadora de cámara, fotografía y también edición de vídeo, además de hacer un módulo de grado medio en impresión digital", recuerda esta joven que sabe combinar sin problemas sus inquietudes culturales con su trabajo al frente de este albergue donde la calidez y la originalidad van de la mano gracias a ella, quien, además de decorarlo, ha diseñado las sillas, mesas y literas.

"Aquí estaba la tienda de mi abuela Carmina, la más conocida de la zona y muy querida por los vecinos. Casi 50 años atendiendo al público. Yo me crié con ella. Me encantaba estar aquí ayudándola, decorándole el escaparate, envolviéndole los regalos. Yo tuve aquí una infancia maravillosa. Cuando mi abuela se jubiló, esto quedó cerrado varios años. Al final, hablando con mi padre y mi hermano, me apoyaron para rehabilitar el edificio y abrirlo como albergue turístico. De hecho, en uno de los rincones del salón están uno de los muebles mostrador de la tienda y los Playmobil con los que yo jugaba de cría, contando en escenas el pasado y el presente de este local", afirma ella.

Para Sara Fernández, que se siente muy enraizada en Muros de Nalón, y es una tierra a la que quiere sin concesiones, el albergue es, además de un lugar al que llegan peregrinos de todo el mundo, también el bar donde se reúnen los vecinos del pueblo y, sobremanera, los de su barrio, Era.

En su zona de comedor y bar, con una decoración llena de encanto, novedosa y con mucha personalidad, comenta Sara que "vienen todos los días los vecinos a tomar su vinín e incluso a charlar con algunos de los peregrinos. Al principio les costaba un poco porque es muy distinto a lo que se entiende por un chigre, pero ahora están encantados, y yo más. Aquí, además de alojamiento, también tenemos una oferta interesante para comer: en temporada baja hacemos el 'menú del peregrino' y en alta elaboramos platos un poco más internacionales y mediterráneos, cuyos ingredientes son todos de productores de la zona".

Sara Fernández abre el albergue seis meses al año. "Los otros seis en que está cerrado, si puedo, los dedico a viajar o a seguir formándome". Ella entiende que hay muchas formas de "volver al campo y no todas tienen que ser iguales. "Yo animo a emprender en el medio rural. Lo único que necesitas son ganas y espíritu, ganas de trabajar duro, diciéndote a ti misma que tienes que echar esto hacia adelante, y por supuesto no dejar de seguir estudiando. Yo personalmente creo que hay futuro en el medio rural, y más concretamente considero que Muros de Nalón ofrece posibilidades a quienes son emprendedores".

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