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Me quedo en el pueblo | Caunedo

Ganadero con las ideas muy claras

Berdasco sostiene que "a los políticos se les llena la boca con la zona rural, pero luego somos ciudadanos de cuarta categoría en muchos sentidos"

José Antonio Berdasco y su hija María, ante el lago de la Cueva, en Saliencia, Somiedo. ANA PAZ PAREDES

José Antonio Berdasco representa la tercera generación de una ganadería que sus abuelos pusieron en marcha en el pueblo de Caunedo, en Somiedo. Tras pasar a sus padres y luego a su hermana Benita, finalmente se hizo cargo de los animales en 2003; atiende a unas cincuenta vacas de la raza asturiana de los valles. Estudió la EGB en Pola de Somiedo y se formó también como carpintero durante los tres años que trabajó y estudio en la escuelas taller que hubo en Caunedo. Es un hombre que ama sus raíces, su pueblo, su ganadería y Somiedo, sin embargo no le ciega esa pasión a la hora de ser realista en cuanto lo que es hoy vivir en y del campo asturiano.

"Tanto la agricultura como la ganadería están muy castigadas en Asturias. Seguimos vendiendo los terneros al mismo precio que en la época de mi padre, en los años ochenta. No ganamos más que para pagar los costes que tenemos. En mi caso nosotros cosechamos la hierba y preparamos el forraje, no lo compramos fuera. Tenemos unas 2.500 pacas de hierba y con eso llegamos. Eso sí, lo que compramos es el pienso, que los animales lo necesitan. Tenemos praos propios, pero también otros que alquilamos para su pasto. La ganadería es un sector muy duro, de mucho trabajo, sin vacaciones ni descanso Yo me quedé por amor a las raíces, a la tierra, a la familia y a mi pueblo, pero no es fácil", dice.

El lobo y el oso

Dentro de poco bajará las vacas de la braña de Fuexo, donde están en el verano, a los praos del valle. El tema del lobo y el oso saltan en la conversación. Sobre ambos animales lo tiene claro y afirma que "el oso es un animal que se ha integrado plenamente en el parque y apenas causa daños a la ganadería, son casos extremos si ataca a un cordero, prefiere comer otras cosas. El lobo, por el contrario, es un animal sangriento, no sólo ataca para comer, yo creo que mata por placer, que es su instinto. Yo no digo en modo alguno que se extermine, ni mucho menos, porque en la Naturaleza todos los animales tienen su espacio, pero sí que se lleve un control de su número para que podamos convivir lobos y ganaderos y que se produzcan menos ataques. Si en el parque son necesarios 30 lobos para que la especie se mantenga, ¿por qué tiene que haber 60?", se pregunta.

Vivir en el campo y del campo no es tan bucólico ni idílico como algunos piensan y deja claro el propio Berdasco cuando, a modo de ejemplo, destaca las carencias que vive en materia de educación: "Siguiendo la política de la Administración en la Pola tenemos a los niños agrupados en aulas de tres cursos y, para mí, se pierde calidad educativa. Quiero que mi niña tenga las mismas oportunidades que cualquier otro asturiano. Además, sólo tenemos hasta segundo de Secundaria y los otros dos cursos tienen que ir a diario hasta Grado en un autobús, unos 60 kilómetros, en un viaje de una hora larga. Y lo mismo para volver. Si la educación es obligatoria, ¿por qué no se imparten aquí todos los cursos?". Y añade: "La zona rural está muy abandonada, a los políticos se les llenan la boca con ella, pero la realidad es muy distinta, somos ciudadanos de cuarta en muchos sentidos". También habla de carencias en el campo sanitario. "Por ejemplo, yo estoy ahora en el monte y me hago algún tipo de daño, me bajan a revisión en la Pola y, si allí piensan que puedo tener una fractura, entonces me mandan a hacer una placa a Oviedo, que es el centro hospitalario que tenemos de referencia".

En cuanto a su futuro en Caunedo este joven ganadero señala que su mujer y él viven "muy a gusto" en el pueblo y con su trabajo, "por duro que sea. Ahora bien, el día que mi niña se tenga que marchar me lo replantearé muy en serio, porque en la vida hay prioridades y mi hija es la primera. Nadie quiere marcharse del lugar donde ha estado toda la vida, nadie reniega de su tierra si ésta le ofrece lo que necesita. Si los políticos de verdad quieren fijar población en las zonas rurales deben tratarnos igual que a la gente de la ciudad y darnos las mismas oportunidades, porque, si yo tengo aquí todo lo que necesito, sin duda que no me voy. ¿Dónde iba a estar mejor?".

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