Por primera vez en los sesenta y tres años de F1, en la salida del GP de Australia, carrera que sirve de inicio a una temporada que consta de veinte citas, se darán cita seis campeones del mundo. Se trata de los ganadores de los doce últimos años, Michael Schumacher, Fernando Alonso, Sebastian Vettel, Kimi Raikkonen, Lewis Hamilton y Jenson Button.

En total, en la parrilla de salida del GP de Australia se reunirán catorce título mundiales, la mitad de ellos en poder del «Kaiser» Schumacher. Alonso y Vettel suman dos cada uno y el resto se los reparten los otros tres pilotos.

Este elenco de pilotos de abundante palmarés otorga un elevado interés al Campeonato de este año, que consta de veinte carreras que se disputarán en diecinueve países (sólo España, y por último año, alberga dos), y en los cinco continentes.

El próximo año será Estados Unidos el único país con dos GP (Austin y New Jersey), a la espera de que en 2014 se incorpore el GP de Rusia en Sochi. Un panorama muy diferente al de hace 20 años, cuando la mayoría de los GP se celebraba en Europa, ya que la aparición de países emergentes y el desplazamiento del centro de gravedad económico hacia Asia explican estos cambios.

La temporada empieza este fin de semana en Australia, circuito de Albert Park, y termina en noviembre en Brasil, autódromo José Carlos Pace. Entre marzo y junio se celebran dos GP por mes, en agosto no hay actividad deportiva en F1, y en julio, septiembre, octubre y noviembre se celebran 3 GP por mes.

Un circuito, Mónaco, tiene menos de 4 kilómetros de desarrollo, cinco circuitos tienen entre 4 y 5 kilómetros, trece tienen entre 5 y 6 kilómetros y solamente uno (Spa), supera los 7 kilómetros.

Cada Gran Premio tienen una longitud aproximada de 310 kilómetros y entre 44 y 71 vueltas. A final de temporada, los veinticuatro pilotos habrán recorrido más de 6.500 kilómetros de competición, aunque ciertamente los habrá que efectuarán menos giros y kilómetros.

Doce equipos y veinticuatro pilotos de doce nacionalidades inician la nueva temporada de F1 que permite hacerse ilusiones en cuanto a disfrutar de carreras interesantes y competidas, con adelantamientos y emoción. Sin embargo, la experiencia de las pasadas temporadas no permite sentirse demasiado optimista, aunque la posibilidad de modificar la incidencia del alerón trasero ha permitido alguna emoción la temporada pasada.

Hay demasiados intereses y demasiado artificio en las carreras. Neumáticos hechos para «no durar», para que se degraden, y demasiadas restricciones aerodinámicas que condicionan el comportamiento de los monoplazas en los rebufos