El personal, que obviamente no tiene nada de tonto, a la par de experiencias acumuladas de años y años, sabe de sobra que le quedan justamente -cual antigua letra de cambio- noventa días para reclamar, o pedir que lo prometido o en su defecto peticiones puntuales se solucionen en este tiempo que nos queda antes de mayo. Caso contrario, a penar otros cuatro añitos, y la casa sin barrer. Así es que uno debe andar poco menos que escondido, o escaqueándose, ante la cascada de datos que te ofrecen. Tanto de preocupación general como privados. A estas alturas, pese a que cansado estoy de avisar que con un simple paseo me sobra material, pues nada, que las buenas gentes me siguen contando sus cuitas, convencidos, ¡pobrecitos míos!, de que si el problema sale en letra impresa solución al canto. Pura coincidencia. Así y todo, tengo una retahíla de temas que, supongo, merecen un tratamiento prioritario, antes de que a principios de junio la tortilla pueda dar vuelta. Si lo solucionan, de p. madre, si no se les carga en el debe. Consciente soy que en el tintero me van a quedar decenas de cosas, lógico. Empiezo a «pedir»: renovación de asfalto en la mayoría de las calles del concejo. Como ejemplo no sólo la zona rural, sino céntricas como puede ser la del Norte en La Felguera, con auténticos socavones. Limpieza en profundidad del río Montés en Lada, que más que río parece un «prau». Mano dura con los dueños de perros, que aunque todo mejoró mucho existen indeseables que siguen pasando de todo. Un semáforo entre Lada y La Felguera, que evite el calvario actual, e incluso una salida a taxis y ambulancias desde Meriñán, que lo deben hacer a través de Riaño. Que los cargos públicos sean amables durante su mandato -no sólo en estas fechas- porque a final de cuentas están ahí gracias a nosotros. Por lo tanto, «menos cuentu» para recibir a los ciudadanos y también tomar nota de que la altivez no conduce a nada. Un simple buzón de Correos para la oficina de Sama o un «furacu» por donde dejar las cartas. Que aceras de paso obligado, cerradas a la carta para algunas empresas, no parece de recibo. Final, aunque me quede corto, el que no llore ahora lo tiene chungo. Seguirá.