Langreo,

Lucía CORTINA

Daniel Pereyra reflexiona en su libro «Mercenarios» sobre la «privatización» de las guerras. El escritor argentino, afincado en España desde hace treinta años, presentó su último libro en la Casa de Cultura de La Felguera. En el acto, organizado por Cauce del Nalón e inscrito en la programación del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, participaron también Alejandro Martínez Gallo, escritor y jefe de la Policía Local de Gijón, y el también escritor Xulio Arbesú, en calidad de miembro de Cauce del Nalón.

Pereyra opina que los conflictos bélicos que se gestan en la actualidad son «raros». El autor indica en su último libro, «Mercenarios», que la II Guerra Mundial constituyó un punto de inflexión a partir del cual la principal damnificada en estas luchas fue la población civil como consecuencia del objetivo primordial de ocupar territorios, y las armas de destrucción masiva desterraron los tradicionales enfrentamientos entre los ejércitos.

El escritor de origen argentino hizo hincapié en la proliferación en las últimas décadas de empresas encargadas de suministrar mercenarios a los diferentes ejércitos, resultado, según explicó, de «la privatización de las guerras a pasos agigantados, fruto de un proceso que se ha generalizado en el resto de los ámbitos».

El autor indicó que este fenómeno de privatización se ha hecho extensible a España, al declarar que, «hace dos o tres años, una empresa de este país envió a treinta soldados a Irak, personas que yo definiría como mercenarios». También indicó que en esta profesión existen grados, al explicar que «los americanos, rusos, ingleses, alemanes o israelíes, que son los más expertos, pueden llegar a cobrar al mes hasta 10.000 dólares, mientras que los de grado más inferior, que tienen más posibilidades de fallecer en un conflicto bélico, tienen un salario mensual de unos 1.000 dólares».

Respecto a la producción de armamento, Pereyra indicó durante su charla en La Felguera que «en 2006 se facturaron 1,6 billones de dólares, casi el doble que en 1998, y cinco de los diez principales fabricantes fueron norteamericanos, seguidos de Francia, Italia, Reino Unido y otros países europeos como Holanda, España y Alemania». Además, explicó que «este mercado, al que en la actualidad se han aplicado las nuevas tecnologías, no conoce crisis y está sumamente interesado en que haya guerras o éstas se preparen para que continúe existiendo demanda».

El escritor Xulio Arbesú, por su parte, reflexionó acerca de cómo serán las guerras del futuro, de las que opinó que «seguirán estando movidas por intereses económicos y de reparto de tierras». Alejandro Martínez Gallo reiteró la teoría de Pereyra sobre la tendencia hacia el aumento de mercenarios, al indicar que «el Ejército profesional español tiene en la actualidad menos de 100.000 efectivos, con lo que, por ejemplo, sería inviable un golpe de Estado». Como consecuencia de fenómenos como el español, Gallo señaló que «los gobiernos actuales tienen que subcontratar a compañías de mercenarios».