Caleao (Caso), M. Á. G.

Ocho ovejas y tres cabras muertas. Ése el es saldo de tres nuevos ataques, cometidos presuntamente por perros asilvestrados, en la comarca del Nalón. En esta ocasión el ganado apareció despedazado en varias fincas próximas al núcleo de Caleao, en Caso. A lo largo del último mes otras diez ovejas fueron halladas muertas en Langreo en diversos ataques. Los ganaderos piden a la Administración que actúe contra los perros asilvestrados antes de que se produzcan más pérdidas.

El último ataque denunciado tuvo lugar en la población casina de Caleao, en la noche del jueves, según explicó la ganadera afectada, Mari Carmen García Iglesias. «En total he perdido tres ovejas y tres corderos y otro más que está desaparecido. A un vecino le mataron una oveja y a otro más, días antes, le aparecieron muertos tres cabritos», explicó García Iglesias, que cifró sus pérdidas en unos 1.200 euros. Esta vecina también expresó la preocupación de los ganaderos de la zona ante la alarma generada. «Hasta ahora han sido ovejas y cabritos, pero no sabemos qué puede pasar después si empiezan a atacar a las vacas y a los potros», concluyó.

La ganadera casina detalló que todos los indicios apuntan a los perros asilvestrados. «En los últimos días se habían visto dos perros, creo que hembras, rondando por ahí. Además, en mi finca apareció un collar de perro; imagino que quedó enganchado en la cerca en uno de los ataques», apuntó García, para reclamar, a continuación, medidas urgentes a las administraciones. «Pedimos que se hagan batidas y que se identifique a los dueños porque esto no puede seguir así», indicó.

Los últimos ataques anteriores se habían circunscrito a la zona de Langreo. La primera población afectada fue Pajomal, en donde diversas acometidas acabaron con la vida de cinco ovejas. Los ataques se reprodujeron días después en el pueblo de Baeres de Abajo, en las proximidades de Tuilla, con otras cinco ovejas muertas y otras tantas heridas. En este último caso, los ganaderos temen que pudiera tratarse de lobos, por las marcas de las dentelladas encontradas.

Los perros asilvestrados suelen ser abandonados por sus propietarios después de permanecer durante algún tiempo dedicados al cuidado de fincas, por lo que están adaptados al ámbito rural.