Langreo, Lucía CORTINA

El médico Francisco Aguado viajó, hace aproximadamente dos décadas, a Estambul y e enamoró de la ciudad turca. Tras advertir la dificultad de hallar vestigios del imperio bizantino, él y su mujer, la también médico Ana María Cadena, decidieron comenzar a indagar en el pasado de la que en un tiempo fue Constantinopla y elaborar una detallada guía, que han titulado «Un viaje a Estambul en busca de Bizancio». Francisco Aguado la presentó el pasado viernes en la Casa de la Buelga, de Ciaño. En el acto, organizado por «Cauce del Nalón» y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, también intervinieron Pilar García, profesora de Historia del Arte en la Universidad; y Longinos Montes, de Cauce.

La basílica de Santa Sofía y la iglesia de San Salvador de Cora son dos de los monumentos conservados del imperio bizantino, del que Francisco Aguado opina que «son Roma en estado puro». Según explica, «Santa Sofía tiene muchos rasgos de este imperio, como su cúpula, que imita la del Panteón de Roma, porque Justiniano reinvindicaba la pervivencia de este mundo». A su vez, los turcos, según explica, «quedaron tan impresionados del arte bizantino que lo copiaron una y otra vez, y varias de las mezquitas reproducen casi obsesivamente la planta de Santa Sofía, aunque lo hacen siguiendo la vía islámica y eliminando la iconografía cristiana».