Langreo, L. M. D.

Hunosa tenía «todos los permisos en regla», por lo que el derribo de la antigua estación de ferrocarril de El Cadavíu, que databa de 1896, «cumple la legalidad». Así lo aseguró ayer la concejala de Urbanismo de Langreo, María Fernández, que salió al paso de las denuncias de IU-BA, que aseguraba que se trataba de un edificio catalogado en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Langreo y que su derribo era un «atentado patrimonial».

La responsable del área de Urbanismo del equipo de gobierno de Langreo señaló que en principio este inmueble se encontraba protegido por el nuevo PGOU del concejo. Sin embargo, en octubre se aceptaron una serie de alegaciones que alteraban el contenido del documento. Una de ellas se refería específicamente a esta construcción. En ella, el grupo Hunosa, propietario de los terrenos en los que se ubicaba la vieja estación, alegaba que el plan territorial que había aprobado, con el visto bueno del Principado, tenía superioridad legal respecto al plan urbano de Langreo. «El Ayuntamiento», señaló María Fernández, «pidió un informe al respecto y dio la razón a Hunosa». De esta forma, la catalogación del inmueble «no era efectiva» dentro de unos terrenos que se regían bajo la normativa del plan territorial de Hunosa.

María Fernández también justificó la decisión de Hunosa de derribar la estación reconociendo que, «al margen de su antigüedad, esta edificación, según señalaron los técnicos, carecía de gran interés arquitectónico. Su interés podría ser histórico». El derribo de la estructura se enmarca dentro del proyecto de adecuación de los viales interiores del polígono de El Cadavíu, una fase previa a la urbanización de estos terrenos. De esta forma, según señaló la concejal de Urbanismo, Hunosa «tenía todas las licencias necesarias» para acometer el derribo de la antigua estación, algo que IU-BA había puesto en duda el martes.

Según el Ayuntamiento, algunos de los elementos «más reconocibles» de la antigua estación de El Cadavíu se utilizarán para la construcción de la nueva estación desde la que partirá el tren turístico del valle del Samuño. «Se pretende mantener parte de estos elementos arquitectónicos, los más destacables, que se utilizarán en la nueva estación», afirmó Fernández.

El área industrial de El Cadavíu suma un total de 56.000 metros cuadrados, de los cuales 36.000 serán aprovechables para la instalación de empresas. El plan, además de recoger el derribo de la estación, incluye la conservación del edificio de las antiguas oficinas de las minas a cielo abierto.