Pola de Laviana, L. M. D.

La plaza de San José de Pola de Laviana no era ayer un lugar apto para banqueros . Allí el dinero no tenía valor. Laviana celebró, por segundo año consecutivo, el Mercado del Trueque del concejo, en el que se cerraron decenas de tratos. Muebles, lámparas, libros, discos, instrumentos musicales, juguetes, cuadros, material deportivo... en los puestos donde se comerció hubo todo tipo de objetos, pero, tal y como se señaló desde la organización, los euros estuvieron prohibidos.

Los primeros interesados en cambiar sus objetos llegaron a la plaza sobre las once y media de la mañana, pero no fue hasta bien pasado el mediodía cuando los puestos de cambio estuvieron bien aprovisionados. Belén Galayo, del bar El Carbonero, que organiza el mercado en colaboración con el Ayuntamiento de Laviana, señaló que la idea del certamen del trueque surgió como «una pequeña solución contra la crisis». Galayo apuntó que «todos tenemos objetos en casa con los que no sabemos muy bien qué hacer. Un mercado como este da la oportunidad de poder cambiarlos por algo que realmente necesitamos, sin ningún coste económico». En el mercado del trueque de Pola de Laviana está permitido intercambiar de todo, «menos animales».

Entre los puestos podían encontrarse objetos muy curiosos, como un cortadora de fiambre, máquinas de escribir muy antiguas o esculturas de serpientes. Pero esto no era lo habitual entre los puestos. Los libros, los juegos, los discos y el material informático y deportivo era lo más usual.

Uno de los problemas a los que se enfrentaban los asistentes era fijar el valor de sus objetos, conocer cual era un trato justo. Alejandro Fernández y Eduardo Fernández lo tenían claro: uno ofrecía un videojuego del ordenador y el otro una raqueta de tenis. Al final el entendimiento fue total, y el truque se llevó a cabo. El mercado estuvo abierto hasta bien entrada la tarde. A última hora, cuando ya se había cerrado los tratos, llegó el colofón del día: la actuación musical del Villaverde Sound Dúo.