El Entrego, L. M. D.

El SOMA-FIA-UGT reclama la puesta en marcha del Museo del Movimiento Obrero, un proyecto que se ubicará en las instalaciones del antiguo pozo San Vicente y que completará la oferta expositiva del Museo de la Minería (Mumi). El plan del Museo Obrero constaba de dos fases. La primera, una galería que comunicaría el Mumi con la mina, por la que discurriría un ferrocarril turístico, ya se concluyó hace un año. La segunda parte, los contenidos del museo propiamente dichos, están por decidir y ejecutar. La firma del convenio para ejecutar este centro data ya de 2002.

Desde el sindicato minero se explicó que el Museo del Movimiento Obrero «es una aspiración histórica» del SOMA, que quiere recuperar las instalaciones del pozo San Vicente como «centro de referencia de la historia de la lucha sindical y obrera en Asturias». En esta mina, tal y como recuerda el sindicato, fue «donde se llevó a cabo la primera experiencia de autogestión obrera, promovida por entonces por el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias». El SOMA «siempre ha apostado por dotar al Mumi de un mayor contenido sociocultural que se combine con la exposición de carácter histórico y técnico» que ya posee, con el objetivo de «reconocer y poner en valor el papel desempeñado por el movimiento obrero asturiano a través de los trabajadores de la minería y su entorno, acercando a la sociedad su contribución a los avances sociales y sus figuras más sobresalientes».

A iniciativa sindical, el Plan Complementario de las Comarcas Mineras 2001-2005 incluyó la promoción de un nuevo museo dedicado al movimiento obrero. En 2002, la Fundación Nuevas Tecnologías y Cultura (encargada de la gestión del Mumi) firmó un convenio de colaboración con el Gobierno del Principado para desarrollar en el Museo de la Minería una sección denominada «Museo del movimiento obrero». El proyecto se encomendó a Sadim (órgano de diversificación de Hunosa), con una ejecución dividida en dos fases y un coste total de la actuación de 1.576.684 euros.

La primera fase, además del túnel de conexión, incluía la construcción de dos estaciones de embarque, la instalación de un tren para 20 plazas y un ascensor en forma de jaula para ascender hasta el pozo San Vicente. Estas obras ya finalizaron hace más de un año. La segunda parte se centraría en dotar de contenidos al Museo del Movimiento Obrero, que ocuparía dos edificaciones de 160 y 50 metros cuadrados en la mina San Vicente, dos inmuebles cuya restauración se concluyó ya a finales de 2002 a cargo de una escuela taller de Fucomi. Hunosa, propietaria de la mina, cedió las instalaciones ese mismo año a la Fundación para que iniciase el desarrollo de la ampliación del museo, pero el proyecto aún no se ha materializado.