El vallisoletano Santiago Redondo Vega se alzó con el premio del concurso de relatos cortos «Filando cuentos de mujer» que convoca el colectivo sociocultural «Les Filanderes». Su trabajo, titulado en «La era de acuario», recibió los parabienes del jurado, que también distinguió con el segundo y tercer las obras presentadas por los madrileños Pablo José Conejo Pérez y María Aguirre Fernández-Lascoiti, respectivamente. Santiago Redondo recogió su galardón en un acto celebrado en un restaurante de Langreo.

-Su relato fue elegido entre los más de 200 trabajos presentados en esta edición.

-Recibí la noticia como mucha alegría. Cuando escribes por vocación y además te encuentras con que te leen es una alegría doble. Aunque este no es el motivo por el que se escribe, pero es un aliciente para seguir adelante.

-¿Qué cuenta en su relato, «En la era de acuario»?

-Lo que les ocurre al 50% de la mujeres que conozco, que al llegar a los 40 o 50 años miran a su alrededor y se dan cuenta de las circunstancias en las que están. La protagonista del relato tiene trabajo, marido y dos hijos que son independientes. Lo que cuando era niña soñó que quería ser, se convirtió en una trampa.

-¿Por qué?

-No es feliz, aunque es una mujer que ha triunfado en la vida. Ella tiene un amante, al igual que su marido porque, aunque su relación es buena, es de vecindad. Y no quiere que su hija llegue a este punto en el que ella está. Cuenta en segunda persona, y ahí está el guiño, porque quién habla es el pez del acuario que está enamorado de la mujer. El lector sólo se da cuenta de eso al final del relato.

-¿Escribió el relato pensando en el concurso?

-Sí. Suelo hacerlo así para cada certamen al que me presento.

-Aunque ha logrado más premios por su producción poética, más extensa que la de narrativa.

-Vengo de la poesía, donde es más complicada la labor de síntesis, aunque un escritor debe atreverse con todos los géneros, la herramienta es la misma.

-Pero ¿tendrá preferencia por alguna de las dos?

-Me da igual porque las dos tienen para mí la misma importancia. Es como quien tiene dos hijos.

-¿Cuándo comenzó a escribir?

-Desde los 12 años, cuando en el colegio te obligan a presentar redacciones. Aunque escribo más desde hace cuatro años, con la pérdida de algunos seres queridos. Desde entonces empecé a comprobar a través de internet que lo que hacía no estaba mal del todo, me animé y me presenté a concursos.

-¿Piensa en publicar sus obras?

-Tengo un poemario completo, pero lo voy a presentar a concurso. Si los publicase, no podría presentarme a los concursos y, además, me gusta competir.

-¿Y dedicarse sólo a escribir?

-Hoy en día sólo vivirían de la literatura los fuera de serie que tengan detrás una editorial. Además, las novelas y los relatos se venden, pero la poesía tiene escaso público. Es la expresión de los propios sentimientos y llegar a tal grado de intimidad no le interesa a casi nadie. Aunque hay sociedades que ponen más énfasis en que los niños lean y hacen que acudan a un libro con la intención de divertirse.

-¿Qué le da la escritura?

-Simplemente, relax. Llego de mi trabajo, que no tiene nada que ver con la escritura y me dan las tantas de la madrugada escribiendo, porque necesito soledad y tranquilidad. Creo que los escritores estamos solos con nosotros mismos. De hecho, no conozco a nadie que escriba en grupo.