Sotrondio, L. M. D.

La factoría de biodiésel que la empresa Bionorte tiene en el polígono industrial de La Florida, en Sotrondio, produce, desde hace unos días, un nuevo producto: biogás. Se trata de un proyecto experimental en el que la firma asturiana colabora con el centro tecnológico Ainia (Valencia), la Fundación Ciadut (Valladolid) y la empresa Biogas Fuel Cell mediante el cual se aprovechan los restos orgánicos de la basura -la comida- para producir gas que, a su vez, alimenta un motor que genera energía. La planta experimental, que ya funciona en Sotrondio, tiene 15 kilovatios de potencia, que sirve para alimentar a la propia planta de producción de biocombustibles.

Alfonso Mielgo, gerente de Bionorte, y Andrés Pascual, responsable de Medio Ambiente de Ainia, fueron los responsables de explicar el proyecto, denominado «Integral b», que cuenta con un presupuesto de 1,4 millones de euros, de los cuales la mitad los aporta la Unión Europea (UE) a través del programa «Life+», dirigido a iniciativas medioambientales. Andrés Pascual recordó que el proyecto es «pionero en España», ya que integra, en una única planta, la producción de biodiésel (reciclando aceite doméstico usado) y biogás (con residuos orgánicos, alimentos). Para la producción del gas, además del «reciclaje» de alimentos -en el que colabora un restaurante de San Martín-, se utilizan residuos de la producción del biocombustible, «restos de la depuración del aceite», así como glicerina, un subproducto de la transformación del aceite vegetal usado en combustible.

La transformación de los alimentos en gas se lleva a cabo gracias a una serie de bacterias que fermentan la materia orgánica. Los gases procedentes de la fermentación se almacenan y pasan a un motor, que es el encargado de producir la electricidad. El proyecto piloto que ya funciona en Sotrondio estará en pruebas hasta finales de 2011. En un año se sabrá ya si esta iniciativa «es viable» desde tres puntos de vista: técnico, económico y medioambiental. Si el resultado es positivo, la intención de las empresas y centros tecnológicos que participan en el proyecto es vender «plantas llave en mano» a las firmas productoras de energía.