No te jode con el adivino este. Mira tío, nos dijiste que empezaríamos a crecer en el último trimestre de 2010 y con las pintas que tiene esto no creo yo que en poco más de una semana peguemos el estirón. Llevas diciéndonos más de dos años que este país es solvente, y desde antes del verano que no necesitaremos ser rescatados como lo fueron Grecia primero e Irlanda después. Y el caso es que no se fían de nosotros ni en Estados Unidos, ni en la Unión Europea, ni en Pola del Tordillo. La última emisión de deuda pública que hiciste la vas a pagar a un tipo de interés como nunca se había pagado y, cuando en Europa han constituido un fondo permanente para después de 2013 para el rescate de los países que no puedan afrontar el pago de su deuda, tú como siempre difiriendo soluciones y cifrando la recuperación económica para el año que viene. Siempre el año que viene. Quieres llegar al final de tu mandato como sea, y pese a quien pese, y cuando queden unos meses dirás que eso lo saltas tú, como aquel que se cayó de un avión y a punto de estrellarse dijo esto lo salto yo. Y el caso es que con talante y buenas intenciones no es suficiente. Son necesarias muchas otras cosas para sacar a este país de la ciénaga en que está inmerso, entre ellas capacidad, lucidez, valentía y credibilidad, características que hace tiempo ya tienes agotadas, si es que alguna de ellas la has llegado a tener alguna vez. Y dices que no te fías de los controladores aéreos, que pueden sumir a este país y al sector turístico en un desastre económico. Viendo la que tenemos, y la que se nos avecina, me río yo de los controladores aéreos.

Qué lejos quedan aquellos tiempos de ilusión y de esperanza, aquellos en que los que los ciudadanos españoles depositaron en ti una confianza que habían perdido en un maldito día de marzo en el que España entera tembló, y también el mundo. Y qué cerca. Poco más de seis años que han devenido en un incremento del desasosiego, de la duda y en millones de casos de la desesperación. Un breve lapso de tiempo que solo te ha servido para hacer juegos florales, lanzar fuegos de artificio y mentiras piadosas como aquella de la desaceleración. ¿Recuerdas? Seis años en los que te has rodeado de advenedizos y advenedizas, incompetentes e incompetentes que te han ayudado a pintar esta pintura abstracta y rocambolesca que es España.

La alarma ya pasó, aunque hayas conseguido mantenerla un tiempo más con el apoyo de aquellos que solo miran sus intereses y a su ombligo. La primera norma de la nación no contempla entre sus estados de excepción el Estado de Ruina. Supongo que habrás visto hasta dónde llega la desesperación de una persona que lleva meses sin percibir un solo euro. Llega a enviar al paro a cuatro de sus vecinos. En Olot, con la recortada. Él no sabía de economía, ni de patriotismo ni de talante. Como él hay millones de españoles abandonados a su suerte, sin un resquicio de esperanza que les haga ver un rayo de luz en estas tinieblas que tenemos por futuro. Gracias a ti y a los de tu clase, a los que el país les importa un güevo.