Alas Aluminium ha dado el primer paso ante el juzgado de lo Mercantil para acogerse de forma voluntaria al concurso de acreedores, como consecuencia de la delicada situación que atraviesa la sociedad. Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, la empresa de Ciaño ha decidido hacer uso del artículo 5.3 de la Ley Concursal, que le otorga un plazo de cuatro meses desde su notificación ante las autoridades judiciales para determinar, sin incurrir en responsabilidades previas, si finalmente acude al concurso de acreedores. La medida tiene dos objetivos. Por un lado, posibilita ganar tiempo para renegociar la deuda con bancos o proveedores. Por el otro, permite que la compañía se «blinde» durante esos cuatro meses ante la posibilidad de que cualquier acreedor solicite el concurso obligatorio y la quiebra de la sociedad para liquidar sus bienes.

La aluminera de Ciaño -uno de los emblemas de la reactivación económica en las Cuencas, en donde trabajan 270 personas- arrastra una deuda de 70 millones de euros. Los acreedores de 24 de esos millones son los proveedores de la compañía, mientras que 46 más se adeudan a los bancos. Los sucesivos préstamos que se fueron firmando fueron avalados con los activos de la empresa, por lo que buena parte de ellos están ahora hipotecados. El último de estos créditos fue un préstamo sindicado valorado en 7 millones en el que participaron 13 entidades financieras.

Después de que la compañía no pudiera hacer frente al pago de los intereses, los bancos cerraron el grifo de la financiación, por lo que la aluminera se ha quedado en una situación de falta de liquidez que impide hacer frente al pago de los salarios y al abono de las materias primas a los proveedores.

El punto 5.3 de la Ley Concursal, una de las novedades más significativas aprobadas en 2009 en la nueva legislación, permite a una empresa declarada insolvente negociar con sus acreedores un posible convenio anticipado durante un periodo de hasta cuatro meses, antes de formalizar el concurso voluntario de acreedores. De esta forma, se lograr dar tiempo a la compañía deudora para llegar a un acuerdo con las personas o entidades afectadas por los impagos, ante de formalizar un proceso concursal voluntario. También se evita el riesgo de que empresas acreedoras reclamen el concurso obligatorio de la sociedad deudora y la consiguiente liquidación de sus bienes. Hasta ahora, Alas sólo ha dado el primer paso de toda esa tramitación, es decir, la comunicación previa al juzgado.

En menos de seis años de trayectoria, Alas Aluminium, que recibió al menos 13,5 millones de euros en ayudas de fondos mineros en 2005 y 2006, acumula deudas por valor de unos 70 millones de euros a proveedores, entidades bancarias y a los propios trabajadores, que no han cobrado la nómina del mes de diciembre. Además, la aluminera de Ciaño contabilizó casi 21 que perdió entre 2008 y 2009. En ese período de dos años aplicó dos expedientes de regulación de empleo (ERE) temporales a la plantilla.

Para salir de la difícil situación a la que se enfrenta en la actualidad, la compañía propuso, en un primer momento, despedir a la mitad de su trabajadores y regular a los 135 restantes. Sin embargo, posteriormente, retiró los despidos y presentó un ERE para toda la plantilla por un máximo de cuatro meses, el mismo tiempo que duraría la prórroga previa al proceso concursal. Los trabajadores rechazaron negociar la propuesta de regulación mientras no vaya acompañada por un plan de viabilidad.