El Entrego, C. M. B.

Diagmina Noval es un referente en el mundo de la tonada, pero poca gente sabe que empezó a cantar por amor. Su marido, Emilio Novelle, es un gran aficionado a la canción asturiana. No se perdía ni un concurso y «siempre que volvía a casa me decía que yo cantaba mejor que todas las participantes», recuerda Noval. En 1972, y por sorpresa, inscribió a su mujer en un concurso de tonada. Ella se asombró y, para hacer un buen papel, se apuntó a clases de canto con Silvino Antuña, «porque yo sabía cantar, pero a mi aire».

Al poco de entrar en el mundo de la tonada, la intuición de Emilio Novelle se hizo realidad. Noval empezó a ganar los certámenes y se convirtió en todo un referente de la canción asturiana. Dice que el concurso que recuerda con más cariño fue un concurso regional en el que quedó tercera «entre todos los hombres y mujeres de Asturias».

Sigue enamorada de su marido, que le hizo el mejor regalo al apuntarla a aquel certamen y continua diciéndole que es la mejor. Ayer pasó por otra prueba de amor. La acompañó en su homenaje, y fue el único hombre entre 200 mujeres.