Campo de Caso, M. Á. G.

La opción de que «Lara» se quede en Redes sigue ganando adeptos. Los Verdes de Asturias reclaman a la Consejería de Medio Ambiente que la osa -que fue hallada en abril en las inmediaciones del pueblo de Larón, en Cangas del Narcea, con diversas heridas de gravedad de las que se restablece en el centro de recuperación de la fauna de Sobrescobio- sea reintroducida en el hábitat natural en la zona centro-oriental de la región, «una zona excelente para la supervivencia de la osa», con el objeto de potenciar la población de plantígrados de este área.

Los ecologistas se suman así a los hosteleros de Redes y al Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), quienes consideran que el hecho de que haya una hembra reproductora en la zona puede beneficiar de manera significativa a la recuperación de la especie. «Lara» deberá permanecer al menos dos semanas más en Sobrescobio sometida a un tratamiento antibiótico. El Principado adelantó que, pasado ese plazo, «no descarta» soltar al ejemplar en la zona del parque de Redes ya que, por el momento, «no hay nada decidido».

Para Los Verdes, la llegada de una hembra del Occidente renovaría la variabilidad genética de la población oriental, compartida por León, Asturias, Cantabria y Palencia. Esta población, según resaltan los ecologistas es muy reducida, cuenta con apenas cuatro o cinco osas, y está aislada, lo que dispara la consanguinidad y los problemas asociados. Junto al parque natural de Redes, Los Verdes también plantean otras zonas del área centro-oriental para soltar a «Lara» como Ponga, Amieva o los Picos de Europa. La presencia de más osos en la zona de las Cuencas (hasta ahora sólo se ha detectado la presencia esporádica de machos) también favorecería la interconexión de las dos poblaciones de oso cantábrico, ahora limitada por infraestructuras como la autovía del Huerna.

Los ecologistas también hacen hincapié en que la endogamia de la población oriental y el «empobrecimiento genético» derivado del aislamiento y el reducido volumen de ejemplares supone una «gran amenaza» para la especie ya que disminuye la fertilidad, la resistencia a las enfermedades, la productividad y la supervivencia.