Pola de Laviana,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

Manuel Alonso González, más conocido como Manolín el de Llorío, tenía 18 años cuando, en julio de 1936, la noticia del estallido de la guerra civil le sorprendió mientras pescaba truchas en el río Nalón. Se alistó de inmediato y sólo pudo regresar a su casa tres décadas después, tras pasar diez años combatiendo -primero como miliciano y después como guerrillero antifranquista- y otros veinte en prisión. «La vida de maquis es pésima; no se la deseo ni a mi peor enemigo. A pesar de todo lo que pasé, no me arrepiento de nada porque sin lucha no caminamos», solía argumentar el último fugáu de las Cuencas, que ayer falleció a los 93 años en Pola de Laviana. Sus cenizas reposarán para siempre en una de las cuevas que le dieron cobijo en los ocho años que permaneció huido en el monte.

Numerosos compañeros de IU y del PCE (Alonso entró en las Juventudes Comunistas con 14 años), amigos y vecinos de Laviana desfilaron ayer por el centro de innovación del alto Nalón (Cidan), donde quedó instalada la capilla ardiente, para dar su último adiós al ex guerrillero. Otros que no pudieron acudir, mandaron mensajes de condolencia, al tiempo que destacaron la huella dejada por Alonso. «Se nos va un gran pedazo de la historia de la Asturias brava e indomable, y una de las mejores ramas que ha dado el viejo árbol de la izquierda. Vivió durante años en el monte, entre lechuzas y lobos, pero a pesar de los peligros y penalidades sufridas, Manolín sobrevivió para contarlo y esa circunstancia nos ha permito conocer los pormenores de una vida de penurias, esfuerzo y resistencia», expresó Cayo Lara, coordinador federal de IU.

José Luis Centella, secretario general del PCE, también manifestó su pesar por el fallecimiento de Manolín el de Llorío. «Ante la triste noticia del fallecimiento del camarada Manuel Alonso González quiero trasladar públicamente el pésame en nombre del conjunto de la militancia comunista de todo el Estado. El ejemplo de militancia y su lucha tendrá continuidad y los ideales que Manolín defendió en todo momento y circunstancias siguen teniendo hoy plena vigencia», aseguró Centella.

Jesús Iglesias, coordinador regional de IU, se acercó hasta la capilla ardiente en la mañana de ayer, al igual que Noemí Martín, ex consejera de Vivienda. «Manolín es un símbolo para la izquierda revolucionaria asturiana. Hoy lo hemos perdido pero se mantendrá su memoria porque la historia de Manolín es la historia de la lucha por las libertades en este país y la defensa de la democracia frente al levantamiento fascista», subrayó Iglesias. Y añadió: «Ha sido un comunista coherente hasta el último día. Los militantes de IU y todos los comunistas asturianos estamos de luto».

Alonso, que en los últimos años residía en el geriátrico de Pola de Laviana, recibió el pasado mes de febrero un homenaje al que asistieron más de 150 personas. Manolín el de Llorío era el último maquis de las Cuencas y combatió entre 1937 y 1945 (cuando fue capturado) en los montes asturianos. Otro guerrillero, Felipe Matarranz, natural de Ribadedeva, es el único maquis asturiano que ahora queda vivo, si bien desarrolló su lucha a caballo entre Cantabria y Asturias.

El ex combatiente lavianés relató en numerosas ocasiones las penurias vividas en sus años como fugáu. Cuadras, cuevas, rudimentarias chozas construidas con ramas y piedras o una simple manta para dormir al raso fueron el hogar de Alonso durante ocho años. Formó parte de la conocida partida de los Caxigales y comía gracias a los golpes económicos realizados en las aldeas y a los alimentos que traían los enlaces: harina, patatas o maíz. Cocinaba de noche para enmascarar el humo y utilizaba leña de avellano y fresno, la que menos señales dejaba.

Las balas también escaseaban y Alonso tenía que armarse con la munición que arrebataba a las fuerzas franquistas o con la que traían los enlaces que estaban en la mili. La huida de Manolín el de Llorío terminó en enero de 1945 cuando un «chivatazo» delató su posición. Fue capturado y condenado a muerte, aunque la pena fue conmutada. A cambio pasó dos décadas en diferentes cárceles del país.

Vicente Gutiérrez Solís, otro histórico militante comunista que también sufrió la represión franquista y que actualmente presidente la Confederación de Asociaciones de Vecinos de Asturias (Cavastur), destacó ayer la «figura histórica» de Alonso, «un gran defensor de las libertades y un referente en la política de reconciliación nacional». «Era una persona apreciada por todo el mundo que siempre mantuvo una gran dignidad y fue coherente con sus ideales», manifestó Gutiérrez Solís.

La capilla ardiente de Manolín el de Llorío permanecerá instalada en el Cidan de Pola de Laviana hasta las tres de la tarde de hoy. A esa hora, los restos mortales de Alonso serán trasladados al tanatorio de La Florida donde serán incinerados. Antes, a la una, habrá un acto de despedida en el Cidan en el que intervendrán Jesús Iglesias y Gaspar Llamazares, diputado nacional y ex coordinador federal de IU. Además, Chus Pedro Suárez interpretará la canción «Los fugaos».

El domingo las cenizas de Alonso, según su voluntad, serán depositadas en la cueva El Rapusu, en el picu La Peruyera, próximo a El Condao, que en su época de maquis le sirvió de refugió. Casi 70 años después, Manolín el de Llorío volverá al monte, esta vez para quedarse.

«Se nos va un pedazo de la Historia de Asturias brava e indomable»

<Cayo Lara >

Coordinador federal de IU

«Era un ejemplo de militancia y lucha; sus ideales siguen teniendo vigencia»

<José Luis Centella >

Secretario general del PCE

«Su memoria se mantendrá; su historia es la de la lucha por las libertades»

<Jesús Iglesias >

Coordinador regional de IU