Langreo, L. M. D.

Alas Aluminium se instaló en la escombrera del pozo María Luisa de Ciaño al calor de las ayudas mineras. Para su instalación recibió 16 millones de euros de fondos mineros, y además casi la mitad de su capital era de origen público (lo ponía Sadim, Sodeco y la Sociedad Regional del Promoción). Pese a todas las facilidades otorgadas, los socios de la empresa -seis grupos industriales asturianos- la llevaron a la quiebra en apenas seis años. En 2005 comenzó su actividad, y en 2011, tras varios expedientes de regulación de empleo temporales, entró en concurso de acreedores. En mayo está prevista la liquidación.

En esos seis años de actividad, la empresa acumuló una deuda de 58,5 millones de euros, hipotecó prácticamente todos sus activos y en los últimos tres años tuvo 32 millones de pérdidas. Estas cifras tan demoledoras, que hablan por sí solas de la gestión que se llevó a cabo en la factoría, que, en los tiempos de bonanza -pocos, y al principio de su actividad- llegó a contar con hasta 300 trabajadores.

En junio, el juez encargado del concurso de acreedores de Alas Aluminium autorizó el despido de 258 trabajadores de la fábrica. Ese mismo mes se rescindió el contrato de 174 personas, a las que se añadieron 56 más en septiembre y 25 más en el mes de noviembre. Ahora Alas Aluminium cuenta únicamente con tres trabajadores en nómina, que se están encargando del proceso de desmantelamiento de la compañía.