Dos modalidades se rememoran en Asturias en la festividad de Ramos -último día de la Cuaresma- en la ceremonia del patrono de los diversos pueblos confeccionando un trípode, con armazón de madera, ornado con «lloréu» (laurel) bendecido en la misa mayor. Tras la procesión se subasta entre los asistentes toda clase de víveres donados por los vecinos. En la otra participa la totalidad de la comunidad que acude a la iglesia portando el ramo del «lloréu» para bendecirlo y posterior consumo. El laurel es una especie botánica muy abundante en todos los concejos, de madera poco aprovechada, dura y siempre verde, aromática, de tronco liso, flores blancas y pequeñas, con fruto negro.

Los pequeños manojos de «lloréu» son ofertados por los ahijados a sus padrinos hasta el casorio del niño y como contrapartida el padrino/madrina regala a la semana siguiente el bollu de Pascua. La brazada, de poca altura, adornado con rosquillas, dulces, incluso puros habanos, son levantadas por las extremidades de los niños, aprovechándose para manipular por detrás los artículos colocados en las ramas. En la actualidad, en muchas ocasiones, las palmas son más estéticas y más caras, pero menos regionalistas que el humilde «lloreu» al que han desplazado en los gustos de los asturianos. Las amas de casa ubicaban las ramas en las dependencias del hogar, quemándolo, aplicándolo a la ropa interior para los reumáticos, y perfumando las estancias, y no podía faltar una hoja para aderezar un estofado de caza, en la fabada o en una «furagaña». La toma de su cocción prevenía los dolores/inflamaciones musculares, propiciaba la expulsión de los gases naturales y los agricultores manipulaban sus hojas en costumbres ancestrales, mágicas/creyentes, anulando el malificio de las vacas, el mal de ojo -envidias vecinales- destrucción y ruina de las cosechas o atemperando las tormentas eléctricas tan comunes en Asturias.

En las boticas, los licenciados trabajaban con el mortero en las trastienda, laboratorio denominado rebotica, tratando de obtener de las hojas ricas en aceite de Pineno (esencia de trementina), Cincol (reactivo para la colesterina) y la Lauresterina (glicérido de ácido laurico) para la fabricación de las formulas magistrales, configurando pomadas y ungüentos, explotados en la manipulación de fricciones como estimulante. Hoy, buena parte de los ciudadanos se sirven de la fiesta dominical para estrenar sus mejores galas, aprovechando el inicio de la primavera para mostrar una estética renovada.