En la ocasión en que ejerciese como alcalde Antonio María Dorado -excelso regidor en el concejo langreano- cumplido ya un siglo, entre los muchos proyectos para expandir los límites del municipio, motivado por el aumento de población por la industrialización, esbozó lo que resultaría la demarcación moderna de la villa en dirección a Ciaño que estaba configurada por huertos y casas de campo. A a partir del Parque planeó -amén de la «avenida imposible» desde la iglesia hasta Renfe- dos travesías modernas, amplias, una jalonada con árboles, la otra sin troncos leñosos, plasmando un centro comercial, eje actual de Sama.

Cuando se remozó el servicio de recogida de basuras con envases plastificados, en las citadas calles se ubicaron contenedores ante el contento del vecindario. Dos se situaron frente a un establecimiento dedicado a instalaciones climáticas, con el beneplácito de casi todos; pero la leyenda urbana comentaba que en el edificio habitaban los progenitores de un personaje importante en el Consistorio, alegando que el dictamen para su cambio, fue asumido por la Comisión de Urbanismo. Así se instalaron en otra esquina, donde se emplazaba un negocio dedicado a la venta de churros y ante la protesta legal del propietario, se acomodaron a la puerta de una farmacia, con la consiguiente reprimenda por parte de la Consejería de Sanidad. Pero antes de asumir la nueva orientación, el titular de la botica realiza un trueque de local y de ese modo los contenedores permanecen en el lugar durante un año, sin reclamación alguna por parte de nadie.

Se alquila el bajo a una firma alimentaria con idéntica reclamación de su dueño y entonces la sesuda Comisión de Urbanismo, traslada los contenedores no al primer espacio, sino a cinco metros de una superficie destinada a la venta de comestibles. Los vecinos se preguntan dónde se hallarían los miembros de la citada comisión en la ocasión de conceder permiso para instalar un «montaña rusa», en un tramo de acera de la calle Cándido Fernádez, chaflan con Lucio Villegas, en el que los peatones para circular, se ven obligados a salir hasta la calzada. Ver para creer.