Pola de Laviana, E. PELÁEZ

«Haití necesita mucha ayuda», resalta la lavianesa Pilar Méndez, que trasladará hoy a sus vecinos su experiencia durante el viaje que realizó al país el pasado mes de diciembre. El «caos» con el que la cooperante se topó en Haití será mostrado a partir de las s iete y media de la tarde, en la charla que lleva por título «Amor para Haití» y que se celebrará en el CIDAN (Centro de Innovación y Desarrollo del Alto Nalón).

Méndez volverá este año y lo hará con los donativos que consiga reunir para colaborar en la reconstrucción del país. Esa ayuda será destinada a la casa de acogida de niños «sin familia y desnutridos» y a enfermos terminales, aseguró. Pilar Méndez forma parte de un grupo que trabaja desde el pasado mes de octubre para conseguir sensibilizar a los vecinos de la necesidad de ser solidarios.

Ese equipo se formó antes de que la cooperante lavianesa emprendiese su viaje que la llevó primero a Miami y después a Haití. Fue invitada por Carmen, monja claretiana, que le puso en contacto con las Hermanas Misioneras de la Caridad Teresa de Calcuta que trabajan en el barrio más pobre de Miami. Desde allí partió hacia Haití, donde pudo contemplar que «no se hizo casi nada» desde el terremoto registrado en enero de 2010. Las Hermanas Misioneras de la Caridad Teresa de Calcuta realizan, destacó Méndez, un «gran trabajo dando amparo a los niños que se han quedado sin familia y a aquellos que están desnutridos y a enfermos de SIDA». En estos momentos alrededor de ochenta pequeños viven en el hogar. Más de dos años después del seísmo en Haití «mucha gente no tiene casa y vive en campamentos con el riesgo de que puedan sufrir tormentas y riadas y tengan que partir de cero».

El terremoto, señaló Méndez, «fue lo que puso a Haití en el mundo pero pasó y los habitantes siguieron con problemas». La cooperante permaneció una semana en el país y otras tres en Miami. A finales de este año volverá de nuevo durante su mes de vacaciones a Haití. Antes pretende organizar exposiciones, mercadillos y actividades culturales y deportivas para lograr donativos.

Pilar Méndez se había trasladado un año antes a Benín, en África, acompañando a varios integrantes de la Fundación Hermano Bembereké. A raíz de esa experiencia decidió emprender otros viajes trabajando como cooperante durante su mes de vacaciones. La cooperante se planteó trasladarse, antes de que surgiese la oportunidad de desplazarse a Miami y Haití, a un campamento de Kenia y se puso en contacto con una ONG que desarrolla allí su trabajo pero finalmente no viajó por problemas de seguridad. También pensó en Tailandia o Camboya.