Rioseco, L. M. D.

El Hospital Central de Asturias y el nuevo Hospital de Mieres no son los únicos de la región que todavía no han entrado en servicio. En el valle del Nalón, en pleno parque natural de Redes, existe otro centro, en este caso de animales, que lleva ya tres años terminado y que no tiene equipamientos ni fecha para que comience a funcionar. Si bien algunas de sus salas ya se han utilizado para ayudar a criar en ellas a la osa «Lara», lo cierto es que la inversión de 4,5 millones de euros realizada en la instalación dista mucho de estar rentabilizada.

Tres años después que de acabasen las obras en el hospital de animales de Redes, ubicado en la zona de El Castrín (Sobrescobio), el centro no se ha puesto en funcionamiento. Esta semana, eso sí, la Consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez, anunció que se pensaba llevar a cabo una apertura «progresiva». Además, prevé equiparse «con el material que ha sido derivado a una finca de Infiesto para atender a animales heridos». La previsión de esta apertura, sin embargo, no se concretó. El pasado verano, el Ayuntamiento de Sobrescobio pidió al nuevo Gobierno del Principado que buscase «fórmulas» para poder abrir el centro.

El centro de recuperación de la fauna comenzó a construirse en marzo de 2008. Se trataba del equipamiento estrella del llamado parque de la fauna de Redes, un proyecto impulsado por el Gobierno regional que pretendía activar el turismo en la zona, además de promover la actividad científica. Junto con el hospital de animales, el proyecto contaba con el centro de cría en cautividad del urogallo -la primera instalación de la iniciativa que se puso en marcha y la única que funciona hasta el momento-, además del centro de interpretación del urogallo en Tarna -construido tras derribar la antigua escuela del pueblo y sin equipar ni entrar en servicio- y un centro de exposición de razas autóctonas en Caso, un proyecto que acabó por diluirse.

El inmueble central cuenta con dependencias para la clínica de animales, quirófanos, sala de rayos X, laboratorios, espacios para jaulones posoperatorios y de musculación de aves y mamíferos, un área administrativa, un aula de educación ambiental y un centro de información. Eso sí, la mayor parte de estos espacios carece de equipamientos. El conjunto tuvo un coste de 4,5 millones de euros, financiados a cargo de los fondos mineros. El único momento en el que hubo una actividad constante en las instalaciones fue entre la primavera y el verano de 2011, cuando el hallazgo de una osezna herida en la zona de Cangas del Narcea, «Lara», sirvió para estrenar en precario el centro. El plantígrado estuvo curándose, comiendo y creciendo varios meses en el hospital, bajo la atenta supervisión del personal del parque, que hizo un buen trabajo, ya que el animal se soltó con éxito en libertad unos meses después. Desde entonces, el edificio, que ocupa una parcela mayor que un campo de fútbol, carece de actividad.

El proyecto inicialmente previsto no se contentaba con ser un mero centro de recuperación de fauna. También se preveía una segunda fase, en este caso con fines más lúdicos. Se pretendía desarrollar una serie de cercados exteriores, que iban a ocupar una superficie de 6,3 hectáreas. A su alrededor habría miradores para que los visitantes pudiesen contemplar a los animales en proceso de recuperación en el centro. De llegar a hacerse esta segunda parte del proyecto, el coste de la iniciativa ascendería hasta casi los 7 millones de euros. Un dinero, eso sí, que parece muy difícil que vaya a invertirse a corto o medio plazo.