La eliminación del corsé ferroviario que separa el núcleo urbano de La Felguera del barrio de El Puente y la ciudad tecnológica de Valnalón es uno de los proyectos estrella de los fondos mineros, financiado con una partida de 54 millones, 11 más como consecuencia de los sobrecostes. La aspiración de romper esa barrera viene de lejos. «Recuerdo que antes del año 1979 mi padre y otros vecinos de La Felguera ya hablaron con el Ayuntamiento para quitar las vías», rememora María Fuente, propietaria de un establecimiento de tejidos de la calle Francisco Ferrer. «Esto se veía venir porque lleva cantidad de tiempo paralizado. Ahora el problema es saber qué van a hacer con esto, si lo van a dejar así o no. Que hagan lo que sea pero que lo adecentes porque no puede seguir así».

Fuente hace hincapié en los problemas derivados de la obra. «El tren va a volver a descarrilar dentro de nada porque exactamente en el mismo sitio donde descarriló hace unos meses la grava está hundida. Además, el colector está deshecho y tiene que venir una cuba todas las semanas para que no se atasquen los desagües de la zona». Y añade: «Hay polvo, porquería, falta de aparcamiento y problemas para acceder a Valnalón. La gente no sabe por dónde tiene que entrar y continuamente te preguntan, incluidos los que vienen a visitar el Museo de la Siderurgia».

La hostelería es otro de los sectores damnificados por la lenta ejecución de la nueva infraestructura. «Con la obra marcharon con más de 50 plazas de aparcamiento y han estrechado la calle, con lo que hay atascos y el camión de la basura las pasa canutas para pasar a recoger. Hay clientes que nos dicen que, como tienen que ir a aparcar más lejos, ya se quedan en otros establecimientos», subraya Jesús Aurelio Tresguerres, que tiene el negocio familiar en una vinatería de la plaza José Barreiro. «Por lo menos, como mínimo, pedimos que quiten la valla y lo dejen como estaba, y que hagan algún paso para dar acceso a Valnalón».

En una línea similar se expresa Aquilino Pérez, propietario de una cafetería de la calle Marino Gutiérrez, que alude a los trastornos causados por los trabajos. «Hay mucho polvo, muy mala señalización y pocos trabajadores en la obra. Espero que tiren hacia adelante con la obra, que lo acaben de una vez. Cuando esté hecho será importante para la zona».

Mario González, presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de El Puente, hace hincapié, por su parte, en los «problemas de seguridad». «El paso a nivel de Ganzábal es un peligro porque está mal señalizado. Si la inversión del soterramiento está pactada y firmada tienen que hacerse. Lo que nos tememos es que a partir de ahora lleguen migajas y apenas avance; no se puede engañar a la gente».

Los perjuicios ocasionados por la obra, cuya conclusión se presenta ahora más incierta que nunca, no sólo afectan a los que viven y tienen sus negocios en la zona. También penalizan a los que están de paso. Es el caso de Álvaro Álvarez Noval, vecino de La Reguera, que transita casi a diario con su coche por la calle Pepita Fernández Duro. «Mi hijo vive aquí cerca. La carretera está llena de baches y hecha polvo. Se veía venir desde hace tiempo, desde que marchó Areces. Cuando mandaba el PSOE en Madrid y Asturias no lo hicieron y ahora... No me juego ni un real a que se acaba la obra; sólo espero que lo dejen decente para poder andar por aquí».

De los problemas circulatorios puede hablar con conocimiento de causa Juan Rodríguez, encargado de la estación de servicio ubicada a la entrada del polígono industrial de Valnalón. «La obra nos está afectando bastante, ahora no tanto porque abrieron un carril (de la calle Pepita Fernández Duro), pero cuando estaba cerrado todo llegamos a tener un 30 por ciento menos de venta. Ahora seguimos perdiendo ingresos porque hay gente que evita pasar por aquí debido a los baches», apunta Rodríguez.

Al igual que otros comerciantes y vecinos afectados de la zona, Rodríguez centra sus esperanzas en que «por lo menos lo dejen como estaba, con la calle con doble sentido y los accesos al polígono que había. Actualmente si se cruzan dos camiones no pueden pasar, tienen que hacer maniobra y es un lío», certifica este empleado de la gasolinera, para añadir a continuación: «Los clientes se quejan de los baches. Se reparan pero con el agua y todo lo demás a los cuatro días están igual que estaban».

«Llevamos en obras desde 2009; el temor que tenemos es que quede peor de lo que estaba»

<José Antonio Iglesias | Vecino>

«Esto se veía venir porque lleva cantidad de tiempo paralizado; no sé qué van a hacer»

<María Fuente | Comerciante>

«Las ventas llegaron a caer un 30%; hay conductores que evitan pasar por los baches»

<Juan Rodríguez | Encargado de gasolinera>