La protesta acústica de los policías locales de Langreo organizada ayer frente al Ayuntamiento duró una hora. En los primeros minutos resulta complejo descifrar la procedencia de los sonidos. A medida que pasa el tiempo y el oído se amolda al ruido, ya son distinguibles. El estruendo monocorde de las bocinas lo domina todo pero, de cuando en cuando, se escucha un tímido silbato, el eco de una trompeta de plástico o el golpe seco de un petardo. Ayer también hubo una gaita.

Llegó de improviso, en medio de la protesta, por uno de los laterales de los soportales del Ayuntamiento. La portaba y la tocaba Marcelino Ramos Cuervo, agente participante en la protesta y gaitero por devoción. «La he traído para levantar un poco el ánimo a los compañeros. La gaita siempre ha estado presente entre los astures y nosotros ahora estamos en lucha», explicó el policía local de Langreo, que denunció los perjuicios que podría ocasionar el organigrama que pretende aprobar el gobierno municipal del PSOE.

Por momentos, la gaita de Cuervo (es más conocido por su segundo apellido) acalló las bocinas. En otros tramos de la protesta, compartieron repertorio. Fue especialmente aplaudida la pieza en la que del roncón salía un sonido que emulaba al de una sirena policial. No faltaron el himno de Riego, el «Asturias patria querida» y alguna composición de inspiración irlandesa, ante la sorpresa de los vecinos que pasaban por delante del Ayuntamiento. Los agentes, como en la movilización anterior, iban equipados con chalecos reflectantes y tapones para los oídos.

La protesta concluyó sobre las once, cuando los representantes sindicales del SIPLA y de CC OO acudieron a informar a los agentes concentrados frente al Consistorio de que no había habido acuerdo, con lo que el gobierno local llevará su propuesta al Pleno de hoy. La intención de los agentes es seguir con las movilizaciones e incluso llevarlas fuera del municipio, en concreto a la Feria de Muestras de Gijón.