Santa Bárbara, patrona de los mineros, no tiene sólo un valor simbólico para muchos de los trabajadores de las minas asturianas. A partir de ahora también tendrá un valor artístico. Las imágenes de la santa, pintadas sobre cerámica, que se encuentran en las instalaciones de los pozos de Hunosa Sotón (El Entrego), María Luisa (Ciaño) y Fondón (Sama) han resultado ser obras del afamado pintor ceramista sevillano Alfonso Chaves, que fue jefe de taller en la empresa de cerámicas Hijos de Ramos Rejano hasta 1965. La Universidad de Sevilla está realizando ahora una investigación sobre la obra del artista sevillano y ha descubierto que estas imágenes formaron parte de la producción de Chaves. Su hijo, José Chaves, estuvo ayer en Asturias para conocer las imágenes.

En el pozo Sotón, el mural cerámico pintado por el sevillano se encuentra a la entrada del edificio sindical, uno de los inmuebles de la instalación protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC). El modo por el cual los investigadores de la Universidad de Sevilla acabaron dando con las tres imágenes de Hunosa fue curioso. En 2013, la ONCE se puso en contacto con la empresa porque estaba interesada en que les proporcionase una imagen que pudiese ser representativa de la minería, pera ilustrar uno de sus cupones. Tras enviar varias imágenes y no convencer ninguna de ellas por diversos motivos, uno de los trabajadores de la empresa propuso remitir una fotografía del mural de Santa Bárbara existente en varios pozos del valle del Nalón. Esta imagen de la patrona de los mineros acabó saliendo en el cupón y siendo detectada por una investigadora de la Universidad de Sevilla que realiza un trabajo sobre la obra de Alfonso Chaves.

El hijo del artista explicó ayer, tras contemplar los murales realizados por su padre, que las obras que se encuentran en los tres pozos de Hunosa tuvieron que elaborarse en su última etapa como pintor, "entre los años 1960 y 1965". "A lo largo de los años, su firma fue cambiando progresivamente. Estas tres imágenes de Santa Bárbara tienen la firma que utilizaba en esos años", apuntaba José Chaves.

Sobre cómo llegaron estas imágenes a los pozos poco se sabe. Desde la empresa pública Hunosa se explicó que, en los años en los que en teoría pudo realizarse el encargo, los primeros sesenta, las tres minas, Sotón, María Luisa y Fondón eran propiedad de la compañía Duro Felguera. Es de suponer, entonces, que algún responsable de la empresa langreana realizó el encargo a la fábrica de cerámicas de Hijos de Ramos Rejano, en la que trabajaba Alfonso Chaves como maestro de taller.

La obra de este pintor ceramista durante los casi 30 años que estuvo al frente del taller de la fábrica -situada junto a los Salesianos de Sevilla- fue extensa, "puede que unas 2.000 pinturas", estima su hijo, contemplando la imagen de Santa Bárbara dentro del edificio sindical del pozo Sotón. La carrera de Alfonso Chaves se enmarca dentro de una tradición pictórica y ceramista más amplia, la denominada cerámica trianera, que llegó a ser una de las industrias más potentes de la ciudad de Sevilla durante décadas. "Muchas fábricas cerraron, pero algunas de ellas todavía funcionan", explicó José Chaves.

El hijo del pintor sevillano subrayó que muchas de las obras elaboradas por su padre han sido protegidas por ley, y otras están en proceso de recibir protección. No sólo en Andalucía, si no también "en lugares como Cataluña", donde se encuentran muchas de sus obras. "La empresa recibía encargos de toda España, y por eso los trabajos están muy repartidos", apuntó Chaves. El traslado de este tipo de obras para poder conservarlas mejor suele ser difícil. "Para pegar la cerámica a la pared suele utilizarse mortero", añadió el hijo del artista. Por este motivo, para intentar despegar las piezas de la pared "es necesario contar con un especialista. Si no, es muy fácil que acaben echándose a perder".

A partir de ahora, esta pieza de indudable valor artístico podrá ser vista por los turistas que se acerquen a conocer el pozo Sotón. La vistas a la mina, que se iniciaron el pasado mes de junio, se inician con un recorrido por las instalaciones exteriores del pozo, que de esta forma pasará a contar con un nuevo atractivo. Tras la exploración exterior, los visitantes entran en la mina, recorriendo varios kilómetros de galerías (cuenta con unos 140 kilómetros en total). Para lo que queda de este mes de julio, Hunosa cuenta con al menos el 78% de las plazas para las visitas al Sotón ya reservadas. En total, la visita tiene una duración de cinco horas, aproximadamente.