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Luis Fernández: "Los curas jóvenes somos una especie en peligro de extinción"

El nuevo párroco de Laviana, que con 25 años es el sacerdote de menor edad de Asturias, cree que la "falta de compromiso" lastra las vocaciones

Luis José Fernández, delante de la iglesia de Pola de Laviana. FERNANDO RODRÍGUEZ

Hace ocho años Luis José Fernández Candanedo estaba en el instituto. Hoy, con 25, es el sacerdote más joven de Asturias. Fue ordenado el pasado mes de mayo y, tras oficiar algunas misas en diversas parroquias de la región durante el verano -entre ellas Piedras Blancas, su localidad natal-, desembarcó en Laviana, donde compartirá las tareas de párroco con Víctor Cedrón. "Apenas llevo un par de semanas y la gente me ha acogido muy bien. Sí es cierto que algunos se extrañan un poco de que sea tan joven, pero siempre tuve muy claro que quería ser cura; desde que era chaval".

Todo empezó cuando Fernández finalizó sus estudios de Bachillerato. Mientras sus compañeros hacían cábalas sobre la carrera que querían estudiar o el oficio al que pensaban dedicarse, este vecino de Piedras Blancas encaminó sus pasos hacia el Seminario. "Para mis amigos fue una sorpresa, pero yo siempre quise vivir la realidad pastoral, estar cerca de Dios y ayudar a la gente. Otros sacerdotes se ordenan más tarde porque tienen dudas o prefieren estudiar una carrera antes de ingresar en el Seminario; en mi caso lo tenía claro y fui a por ello", expone Fernández, que procede de una familia de hondas creencias cristianas en la que hay varios religiosos.

Del instituto, Fernández pasó directamente al Seminario, donde pasó siete años formándose: "En mi último año éramos 18 seminaristas y yo era el más joven de todos. Recuerdo que una de las actividades que hacíamos era ayudar a personas con problemas de drogodependencia y algún amigo mío se extrañaba; me preguntaba si no nos daban nada a cambio, si no había créditos de libre configuración o alguna fórmula de compensación similar".

Esa falta de implicación es uno de los factores que, a juicio de Fernández, está afectado a la caída de las vocaciones sacerdotales. "Los curas jóvenes somos una especie en peligro de extinción. Hay una falta de compromiso con la sociedad de muchos jóvenes", argumenta el joven sacerdote, para añadir a continuación: "Hay personas involucradas en todo lo que es el tema del voluntariado, pero a algunas personas les cuesta entender que te entregues totalmente, a tiempo completo, a ayudar a los demás. Que esto sea una forma de vida". El nuevo párroco de Laviana confía en que el pontificado de Francisco sirva para acercar la Iglesia a los más jóvenes: "El mensaje es el mismo, pero es verdad que quizá haya podido fallar la comunicación. Debemos expresar ese mensaje en un lenguaje entendible para que llegue a la gente".

Fernández estuvo como diácono en la parroquia de Sama. También pasó dos meses en Benín, en África, colaborando con los religiosos desplazados a la zona. "Es una experiencia impagable. Estar con personas que no tienen nada y te lo dan todo es algo muy difícil de explicar", relata el joven párroco. En mayo, tras finalizar sus estudios eclesiásticos, Fernández fue ordenado sacerdote con 25 años -la edad mínima a la que se puede ser cura- en una ceremonia oficiada por el Arzobispo, Jesús Sanz Montes.

A Luis José Fernández le corresponden, entre otras, las parroquias de Santa María de Pola de Laviana y San José de Barredos. Su nombramiento fue como párroco "in solidum", un sistema de responsabilidad compartida con un párroco moderador, en este caso Víctor Manuel Cedrón. A pesar de que apenas lleva unos días en su primer destino, ya se siente como uno más: "Conocía la cuenca porque ya había sido diácono en Sama y la acogida ha sido muy buena por parte de todo el mundo. Hay feligreses, sobre todo los más mayores, que se sorprenden un poco y me dice aquello de que podía ser su nieto, pero he notado mucho cariño".

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