La sociedad ha ido evolucionando y los avances científicos y tecnológicos han hecho que se pase de "intentar repartir el beneficio a repartir los males, los riesgos". Así, las sociedades actuales son "sociedades del riesgo", en las que las fatalidades o las catástrofes naturales ya pueden ser predichas científicamente. La sociedad contemporánea se contrapone así con la pasada, que era la "sociedad del peligro", en el que si bien en muchos casos los daños eran menores -no había desastres nucleares o medioambientales a escala mundial, como hoy en día-, las catástrofes no podían ser explicadas. Simplemente "se echaba mano de la fuerza del destino o de Dios". De estos temas y de muchos más hablaron en su charla los filósofos Marta González y José Antonio López, que impartieron la conferencia "El síndrome del Titanic: convivir con el riesgo tecnológico", un acto organizado por "Cauce del Nalón", la Universidad de Oviedo y el Campus de Excelencia Internacional, en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

La charla tuvo lugar en la Casa de la Buelga de Ciaño. Los ponentes pusieron sobre la mesa la transformación de la sociedad actual en una "sociedad del riesgo". "Es el riesgo el que marca ahora las reglas de la modernidad. Antes era el reparto del beneficio", indicó José Antonio López, que apuntó que "las reglas del juego en las sociedades fuertemente industrializadas, o como se las llama, postindustriales, han cambiado". En un mundo transformado por la globalización y el desarrollo tecnológico, que han traído "nuevas formas de hacer política y también de vivir la experiencia personal. Hay móviles, televisión, redes sociales, avances sanitarios". Los ponentes recordaron la figura de Ortega y Gasset subrayando que "el hombre no vive con la técnica, vive en la técnica". "Con los avances la sociedad ha cambiado, para bien, pero también algunas cosas para mal", afirmó José Antonio López, que expuso que "han surgido nuevas amenazas que antes no existían, de distinta naturaleza, con potencial catastrófico". Ejemplos de ello son los accidentes nucleares, la destrucción de la capa de ozono o el agotamiento de los recursos pesqueros. "Son riesgos distintos, que conocemos que existen, que pueden predecirse. Ahora se distribuyen riesgos", en contraposición con el siglo XIX, en el que obreros y campesinos buscaban mejorar sus condiciones con una mejor distribución de los beneficios. "Ahora, además, los riesgos no respetan ni fronteras ni capas sociales. Pueden incluso durar generaciones, como en un accidente nuclear".

"Un terremoto", apuntaron los ponentes, ha pasado de ser "una fatalidad, algo inevitable", a ser un "riesgo". Si no se actúa de forma diligente, no advertir lo que va a ocurrir puede llegar incluso a ser tema de discusión política y social. Un ejemplo de ello es el terremoto, posterior tsunami y catástrofe nuclear de Fukushima, en Japón, donde hay reclamaciones políticas y judiciales. "La sociedad del riesgo es la de la responsabilidad. Ya no es Dios ni el destino".

Con todo, y pese al cambio social, de mentalidad y de percepción, hay cosas que, para José Antonio López, no se pueden olvidar, como "la distribución del riqueza. La lucha y los avances sociales alcanzados no deben formar parte del pasado".

La charla "El síndrome del Titanic" es la primera del ciclo "Filosofía y sociedad", que continuará el 23 de octubre con la ponencia "De animales y hombres", que impartirá Asunción Herrera. El 20 de noviembre será el turno de Francisco Javier Gil con "El voto en democracia, ¿obligación o derecho?".