Desde hace dos años, el tren del valle de Samuño permite a los visitantes viajar en el tiempo y adentrarse en una antigua explotación de carbón que marcó una época. Toda una aventura sobre raíles.

El Ecomuseo Minero constituye el principal proyecto turístico desarrollado en Langreo en los últimos años que en las dos anteriores temporadas, consiguió sumar más de 52.000 visitantes procedentes de las diecisiete comunidades autónomas. Los vascos encabezan la lista de asistentes llegados desde el otro lado de las fronteras asturianas representando un 11% de las visitas. Tras ellos, Castilla y León, y Andalucía. En Asturias, hay dos municipios que se sitúan por delante de Langreo, con el 13%, que son Gijón, de donde proceden un 29% de los viajeros, y Oviedo, con el 24%.

Los buenos resultados obtenidos desde su apertura en junio de 2013 están animando al Ayuntamiento de Langreo a implementar el proyecto con nuevos contenidos y actividades que continúen impulsando la dinamización económica y cultural de una zona que ha sufrido mucho el cese de la minería y la pérdida de población. La iniciativa fue ejecutada por Tragsa, empresa con la que el Ayuntamiento firmó un convenio, y ha supuesto una inversión de más de 6 millones de euros. Esta temporada la novedad es la mascota "Samu", el topo que acompañará a los niños en las visitas guiadas y que fue presentado en el Pabellón de Langreo en la Feria de Muestras de Gijón. El personaje nació del lápiz del artista local José Antonio Riera. Su labor será la de cuidar de los más pequeños, de momento, en las visitas escolares. Entre otras novedosas iniciativas para este año se encuentra la adecuación de las instalaciones de las antiguas oficinas, en la plaza del pozo San Luis, para ofrecer alojamiento a todos los que se acerquen a conocer el valle.

Comienza el itinerario. Tomen asiento y disfruten de la visita. Empezamos en la estación de El Cadavíu, centro de recepción de los turistas. Fotografías de ayer y de hoy, que recorren una historia, recuerdan cómo era el valle cuando el pozo San Luis y el pozo Samuño funcionaban. Todo un contraste con la actualidad, tras la restauración del ferrocarril minero. Ese edificio, donde antaño se encontraban las locomotoras e instalaciones de transporte, da paso a la zona de embarque donde se encuentran, en dos vías distintas, los trenes que hacen el recorrido del antiguo ferrocarril minero. Durante casi dos kilómetros se atraviesa el valle y, en plena naturaleza junto al río Samuño, se contempla el túnel y la bocamina La Trechora y el pozo Samuño.

Son unos diez minutos de viaje en superficie antes de entrar en el Socavón Emilia, un transversal minero de 980 metros de longitud considerado el mayor recorrido ferroviario subterráneo abierto al público en España. El viaje finaliza en el embarque de la primera planta del pozo San Luis, al final del socavón, a unos 32 metros de profundidad. Una vez en el exterior, se visitan los edificios del pozo, primera mina declarada como Patrimonio Cultural del Principado de Asturias. El castillete en el que se encuentra el visitante al salir por la puerta de desembarque, tiene su particularidad. Está construido con la técnica de roblado (remachado) en lugar de la soldadura habitual. Entre las instalaciones, destaca la casa de máquinas con todos los artefactos que dotan a la mina de energía neumática. También pueden visitarse la lampistería, el edificio de oficinas, el botiquín, la fragua o la carpintería.

Las opciones turísticas no terminan en el Ecomuseo, este es solo un estimulante o, más bien, un tentempié para ir abriendo boca. El paisaje protegido de Las Cuencas guarda un encanto que foráneos y autóctonos deberían explorar.