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SOLEDAD MURILLO | Exsecretaria de Igualdad del primer Gobierno de Zapatero, coordinó la ley de Violencia de Género

"La sociedad no tolera el maltrato físico hacia las mujeres, pero sí el psicológico"

"La víctima está desprotegida porque falla la prevención; tiene que tener la seguridad de que, si denuncia, va a estar a salvo de su agresor"

Soledad Murillo, frente a la Casa de Cultura de La Felguera. FERNANDO RODRÍGUEZ

Soledad Murillo de la Vega fue secretaria de Políticas de Igualdad en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Desde su cargo coordinó la elaboración de las leyes de Violencia de Género e Igualdad. En la actualidad, es miembro del Comité Antidiscriminación de la Mujer de Naciones Unidas y profesora de Sociología en la Universidad de Salamanca. Este fin de semana estuvo en Langreo para participar en el XII Foro de Asociaciones de Mujeres del Valle del Nalón, celebrado en La Felguera y que estuvo centra este año en la lucha contra la violencia de género.

-La estadística de víctimas de malos tratos en España sigue creciendo y la violencia de género es la principal causa de muerte entre las mujeres de entre 15 y 44 años en el mundo, por delante del cáncer, los accidentes de tráfico o las guerras, ¿en qué estamos fallando como sociedad?

-Como sociedad no estamos fallando porque somos muy intolerantes con la violencia. Ahora mismo, en un bar, nadie puede hacer un chiste sobre esto porque nos vamos a rebelar todos. Da igual la edad o la condición. Eso sí, siempre que sea violencia física. La violencia psicológica es otra cosa. A nivel de sociedad, las chicas entienden que el control por parte de su pareja es una prueba de amor y ellos entienden que controlar es lo que les toca: definir la largura de su falda o el volumen de su maquillaje. En casa tienen modelos de padres que pueden ser absolutamente progresistas y con unos planteamientos modernos e igualitarios, pero que no tienen una visión equilibrada en otros asuntos. Yo suelo preguntar a mis alumnos por cómo son sus padres. El padre es para las grandes decisiones y la madre para advertirte de que comas bien o te abrigues. Si un chaval quiere comprarse una moto sabe que tiene que negociar con el padre.

-¿Cómo afecta esa situación?

-Son relaciones de poder muy invisibles, pero que permiten después justificar que un chico de 16 años le pida explicaciones a su pareja sobre dónde o con quién va. Como sociedad no se tolera el maltrato físico, pero sí el psicológico, que a veces se entiende como un patrón cultural. Ese patrón de legitimación que has aprendido hace que no te revises.

-Los colectivos de mujeres denuncian que los recortes en políticas de igualdad también se está notando en la lucha contra la violencia de género.

-A nivel general se están quitando recursos aunque, por ejemplo, el Instituto Asturiano de la Mujer mantiene su presupuesto y eso es un éxito. Contar con recursos es importantísimo. En los últimos Presupuestos del Estado se ha recortado la partida un 26 por ciento, cuando la cantidad inicial ya era mala. Es una desvergüenza que Rajoy vaya al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a decir que va a invertir en igualdad cuando acaba de presentar ese Presupuesto. Es una política de gestos. Si hay fondos, hay formación y promoción. A los juzgados de violencia de género tiene que ir gente que esté motivada y, además, debe constar como parte de la promoción. Se están utilizando esos juzgados para hacer traslados. Y la asistencia a la víctima es muy desigual. Asturias tiene una red de puntos de coordinación y una ley propia y se nota muchísimo. La lucha contra la violencia de género siempre ha sido prioritaria en las políticas públicas del Principado.

-¿La red de asistencia pública ofrece suficiente protección a la mujer que es víctima de malos tratos?

-La mujer no está protegida. Tenemos campañas de tráfico cada mes y medio y, en cambio, las campañas de violencia son esporádicas. También tienen que ser más operativas y dar consejos prácticos. Hay que hablarlo con la familia. También hace falta potenciar la red de derivación y la coordinación con los servicios sociales.

-¿Es la prevención lo que más esta fallando?

-Sí. Las mujeres tienen que tener la seguridad de que, si denuncian, van a tener una casa refugio, pero también la seguridad de que están a salvo de que él vaya a ajustar cuentas por esa denuncia que ha presentado. Las últimas mujeres que han muerto habían denunciado y no han sido protegidas. Está fallando el sistema de prevención para advertir a las víctimas de que aguantando no consiguen nada, sino que la situación de violencia se recrudece. También está fallando el sistema de protección por la falta de coordinación que hay de los servicios de asistencia social, jueces y cuerpos de seguridad.

-Cómo secretaria de Políticas de Igualdad estuvo en primera línea de la lucha contra la violencia de género, ¿falta voluntad política para hacer frente al problema?

-Hay cosas que no se entienden. Pasa como con el registro de delincuentes sexuales. Llevamos con ello años; ¿es tan complicado ponerlo en marcha? Si es gratis. Sólo se trata de un sistema informático. Nosotros habíamos planteado que a la mujer que esté cuidando en su casa, para que no pierda sus derechos de cotización, se le dieran 400 euros. Lo primero que hizo el PP nada más llegar al Gobierno fue quitar esos 400 euros. Teníamos calculado que el coste global de la medida era de 50 millones de euros. La Fundación Francisco Franco se lleva seis. Son cosas increíbles. Yo lo he dicho siempre. Me parece que el Gobierno del PP es un Gobierno sádico porque castiga siempre a los más vulnerables. Lo mismo pasa con las becas o con la Ley de Dependencia. Parece como si hubieran dicho que de todo eso se ocupe la familia. Si son tan defensores de la familia deberían dejarla respirar.

-¿Sigue existiendo desigualdad en el mercado de trabajo?

-Ahora, con la crisis, ha habido mujeres que se han puesto a trabajar y están encontrando mucho empleo precario. Ellas estaban fuera del mercado por la maternidad y se están encontrando con ese escenario. Es clave que existan servicios públicos para el cuidado de niños. Países como Alemania está dedicando recursos a esos servicios porque quiere incorporar a la mujer al mercado laboral y recuperar la inversión que se hizo en su formación. Es una medida económica. También es importante potenciar los cuidados de personas mayores. En el año 2025 vamos a tener un 65 por ciento de personas mayores de 70 años en la Unión Europea. No sólo se necesitan residencias sino otros modelos de envejecimiento.

-¿Cómo se puede atajar la brecha salarial entre hombres y mujeres?

-Esa brecha depende fundamentalmente de los complementos salariales. En el neto a percibir no hay diferencias. A veces en los complementos entran criterios tan difíciles de objetivar como la productividad. Los camareros de hotel ganan lo mismo según el convenio. Sin embargo, la camarera de hotel se dedica a hacer habitaciones, con la carga que eso supone y el tiempo que requiere, y el camarero de hotel está más especializado para subir un servicio de comida. Los sindicatos tendrían que hacer mayores esfuerzos en este tema. Hay convenios como el de ayuda a domicilio que son onerosos. Por otra parte, en los complementos, hay grandes empresas que hablan de disponibilidad o movilidad. Son requisitos que tienen un impacto negativo sobre la familia y que seguramente van a estar más dirigidos a la mujer. Deben haber las mismas oportunidades para todos. No se trata de pedir favores.

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