San Martín del Rey Aurelio ha ido acumulando numerosa información a lo largo de los tiempos, y ya necesita un congreso sobre su propia historia. Esta reivindicación fue planteada por Severino Antuña en el marco de una charla sobre el municipio impartida en la Casa de la Juventud de Sotrondio. La ponencia estaba incluida en el ciclo de conferencias que organiza la Asociación Bicentenario de San Martín del Rey Aurelio en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. Antuña fue presentado por María Alonso, concejala de Cultura y José Ramón Ardines, de la asociación.

Antuña hizo un extenso recorrido por la historia del municipio y reivindicó en todo momento el trabajo de recopilación por parte de historiadores, escritores, profesores y vecinos. Actuó como amplificador de datos, combinando la información con la proyección de imágenes. "San Martín no estaba en la historia, pero ya había historia en el Neolítico" señaló al hacer un recorrido por los túmulos, los dólmenes de la Edad de Bronce o los castros que se conservan en el concejo. Tras la piedra y el hierro llega la romanización y tras ella, la niebla se apodera de los siguientes siglos y la historia de San Martín reaparece con la presencia del Rey Aurelio al trasladar la corte del reino desde Cangas de Onís al Nalón. Antuña indicó que hay muy pocos datos sobre el monarca que sucedió a Fruela I en el año 768, llevó una vida tranquila y murió por causas naturales. Su coronación en Sama o la entrega de cien damas a los árabes instalados en España pertenecen a la leyenda

Es necesario saltar hasta el año 1075 para volver a tener noticias sobre el municipio. En esta ocasión, Alfonso VI, el rey vinculado al Cid Campeador, regaló el Alfoz de Langreo al Obispado de Oviedo. Tendría que llegar el año 1388 para que los langreanos solicitaran una carta de otorgamiento a la Iglesia. En esa carta se mencionan los límites entre los que aparece mucha toponimia vinculada a San Martín. La segregación se produce en 1837, año en el que obtiene del gobierno nacional la independencia de Langreo pasando a ubicar el ayuntamiento y la capital en Sotrondio. El ponente recordó que se conserva la caja de caudales de madera y todas actas municipales escritas desde entonces, salvo las del año 1962, el de las grandes huelgas mineras. La irrupción de la fotografía dejó huella y las imágenes se convierten en señas de identidad desde 1887, con paradas en 1920 para ver los dos castilletes del Sotón o las consecuencias de la riada de 1927.