La semana pasada, el alcalde de Laviana, Adrián Barbón, fue elegido presidente de la Asociación Comarcas Mineras (Acom) de España. Compatibilizará los dos cargos gracias "al equipo que tengo en el Ayuntamiento". En especial agradece la labor del vicealcalde, Julio García. Acom es una asociación que había destacado por su lucha por el futuro del sector minero, pero que en los últimos cuatro años -coincidiendo con la llegada del Gobierno de Rajoy y los desacuerdos sobre la designación de presidente- apenas había tenido representatividad. Barbón fue elegido por unanimidad, "por alcaldes del PSOE, de IU, del PP, y también de Ciudadanos o del Partido Aragonés".
-¿Cómo se resucita a un muerto?
-Creo que Acom estaba en coma inducido, pero muerta no. Le quedaba vida, y con el esfuerzo de todos vamos a hacerla más fuerte. Hemos aprendido de los errores.
-¿Cómo fue el proceso para llegar a la unanimidad en la elección?
-Fueron todos los partidos, desde el PSOE al PP e IU, pero también independientes, del Partido Aragonés... Fue consecuencia de aprender de los errores, de la falta de generosidad política de la anterior Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que dejó que Acom acabase en coma. Y en segundo lugar, de la generosidad de todos y la disponibilidad al diálogo. Era el candidato del PSOE; ahora soy el presidente de todos los alcaldes mineros.
-¿Para qué sirve Acom?, ¿qué se puede hacer desde la administración local para cambiar el futuro de la minería?
-Mucho. Parece mentira, pero Acom es un aliado fundamental en la lucha por el futuro del carbón y de las comarcas mineras. Siempre ha sido un agente en defensa del sector. Era un interlocutor al mayor nivel, aliándose con los sindicatos mineros ante el Gobierno y la Unión Europea en defensa de la minería. Era un actor conocido y reconocido; es el sentir de 90 municipios y diputaciones. Tenía mucha fuerza. Y también sirve para exigir y analizar las políticas de reindustrialización, con sindicatos y las distintas administraciones. Los alcaldes hemos demostrado, que al estar en contacto permanente con los problemas del territorio, se han dado recetas lo más acertadas posibles, aunque hay excepciones, claro.
-¿Cómo se puede cambiar la decisión de la UE de cerrar las minas que han recibido ayudas en diciembre de 2018?
-Como cualquier norma jurídica, contra la Decisión 787 que habla de las ayudas a la producción se puede luchar para modificarla. ¿Y cómo se puede? En este momento hay inestabilidad política internacional, que afecta a sectores energéticos claves. Esta inestabilidad puede servir para recuperar un concepto, que es el de carácter estratégico, el de reserva estratégica. Mantener la producción de carbón nacional significa un elemento regulador de los precios: el carbón de importación no sube porque hay un competidor. Si desapareciera el mineral autóctono, habría un problema. También hay que tener en cuenta el desarrollo de los territorios; la actividad minera genera empleo, directo e indirecto. Con Euracom vamos a intentar influir en las instituciones europeas, en los parlamentarios españoles, y negociar con la comisión europea, porque hay que alargar esta fecha. Además, hay que pelear para que las empresas que han logrado ser rentables no tengan que devolver las ayudas recibidas. Porque eso sí que sería matar la actividad. Es uno de los graves errores de la política europea.
-El sector del carbón lleva casi un año sin mecanismo de incentivo al consumo del mineral español.
-Considero que la responsabilidad del Gobierno de España con lo que pasa con el carbón es clara. Acom se lo dice pública y privadamente. Les exigimos que den respuesta a una situación clave, con incentivos al consumo del carbón nacional. Sabíamos que el anterior real decreto acabó en 2014, sabemos que fue legal y ahora exigimos respuestas. En el debate de Presupuestos, en el Senado, hubo una enmienda que Acom piensa que es positiva, el céntimo verde.
-¿Por qué?
-No se debe valorar sólo la cuestión del precio de carbón, también las condiciones ecológicas y sociales se extrae. No son lo mismo las condiciones de trabajo aquí que en otros países. Hay que primar de esta manera, con bonificaciones fiscales, al carbón nacional. El Gobierno tiene en su mano dar respuestas, y tiene que hacerlo ya, sin marear la perdiz. Las comarcas mineras están pasando por problemas muy graves, y lo que exigimos es una solución al consumo de carbón nacional.
-Sin embargo, estamos al final de la legislatura y en breve habrá elecciones, ¿qué espera del nuevo Ejecutivo?
-Acom va a marcar sus posiciones políticas antes del 20 de diciembre. Siempre vamos a defender el sector, la reindustrialización y el consumo del carbón nacional. Esta es nuestra agenda.
-Estos días se está ha celebrado una cumbre del cambio climático, ¿qué defensa puede hacerse del carbón?
-Se ha avanzado mucho en la captura del CO2 y en cuestiones relacionadas con el carbón limpio. Además, por mucho que se avance con las energías renovables, lo que nadie puede obviar es que actualmente necesitamos seguir teniendo una parte de producción energética garantizada y se va a consumir carbón. El debate internacional no es si se va a quemar carbón, es si se va a usar el nacional o el de importación. Y nosotros lo tenemos claro. Hay que avanzar en la investigación del carbón limpio, pero sigue habiendo un espacio para el carbón; y es fundamental que sea para el nacional. Como elemento regulador de precios y por motivos económicos y sociales en estos territorios.
-Hay informes que hablan de "asegurar el suministro".
-Por eso hablamos de la situación internacional. Hay conflictos en muchos sitios que están relacionados con elementos de producción de energía: petróleo, gas, carbón... necesitamos garantizar una reserva estratégica, que nos permita no quedar nunca atrás. Y no olvidemos que está estudiado que si la producción de carbón desaparece en España, el precio del de importación se disparará. Las ayudas al carbón, ya escasas, compensan con mucho el ahorro de la importación. Y luego está la generación de riqueza en los territorios. Es falso el mito que invertir en carbón nacional suponga un coste, en realidad es un ahorro.
-En Laviana sigue en funcionamiento el pozo Carrio, ¿cómo valora la situación en la que se encuentra Hunosa?
-Acom tiene que fijar posición en muchos temas. Apostamos por su estabilidad y por el hecho de que los acuerdos que hay, el plan de empresa acordado con los sindicatos, se cumpla.
-¿Qué pasa con los fondos mineros?
-Aquí hay una postura clara y es que si había un problema en su gestión, no puede ser que la solución sea su desaparición. Por tanto exigimos que se pague lo que se debe a los ayuntamientos y a otras administraciones. Que los fondos comprometidos y pactados se cumplan. Y que se negocien perspectivas de futuro generadoras de empleo.
-¿Hacia dónde debe caminar la diversificación?
-Trabajamos en la perspectiva de mantener la actividad del carbón. Eso está claro. A partir de ahí hay que aprovechar nuevos sectores emergentes, como el turismo o la prestación de servicios de calidad.. Son nichos de empleo a valorar, pero complementarios, porque queremos que la minería siga. No estamos dispuestos a renunciar a la lucha para que las minas sigan abiertas más allá de 2018. Pero sí hay que invertir de forma paralela, y Acom está dispuesta a poner sobre la mecha proyectos e ideas para que haya inversiones, hablando con los sindicatos mineros, que siempre han defendido el sector. Vamos a dar la batalla para que haya minería.
-Hace unas semanas, el Gobierno instó a las comunidades a presentar proyectos de diversificación, ¿hay tiempo para llegar a plantearlos?
-La cercanía de las elecciones provoca este tipo de cosas. Acom renace pensando no en el 20 de diciembre, sino en los próximos años, en el 31 de diciembre de 2018. A este Gobierno, o al que venga, le pedimos que España lidere la lucha por la continuidad de la minería, que cumpla los compromisos adquiridos y una estrategia de desarrollo de las comarcas mineras precisa, con suficientes recursos.
