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Presidente del SOMA

Las luchas obreras, referencia obligatoria

El 7 de abril de 1957 once mineros de la mina la Riquela fueron despedidos y "deportados" a León en un camión

El Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA) considera como algo básico y fundamental el respeto a su historia. Nuestra firmeza, nuestros principios emanan de ahí, si renunciásemos a nuestra historia seríamos débiles a la hora de defender a los trabajadores y trabajadoras de aquellos sectores que con el SOMA forman FITAG UGT.

En estos tiempos difíciles para el sector del carbón debe servirnos de pauta para su defensa nuestra historia, pero también la de la minería del carbón a lo largo de más de un siglo de luchas y movilizaciones. Tenemos muchos ejemplos por todos conocidos como las huelgas de 1962, pero también otras huelgas menos conocidas como las de finales de los años cincuenta. En 1957 y 1958 se produjeron las primeras huelgas mineras de importancia desde la Guerra Civil, huelgas no pueden caer en el olvido.

Los inicios fueron en enero de 1957 con una huelga en la Mina de La Camocha en la que la empresa reconocerá representación a una comisión de mineros en huelga. En marzo el Pozo María Luisa será militarizado por el trabajo a bajo rendimiento en protesta por la bajada de los salarios y el precio de los destajos. Como reacción a la represión habrá encierros y la protesta se extenderá por varios pozos de la cuenca del Nalón, afectando en la cuenca del Caudal a la mina Riquela. Por primera vez desde la Guerra Civil los mineros se movilizaban masivamente.

En los inicios de 1958 habrá medidas de presión en varios pozos de la cuenca del Nalón para recuperar la jornada de siete horas que se había perdido tras la guerra civil. En marzo los bajos salarios y otras mejoras sociales serán el detonante para una nueva acción de bajo rendimiento en los pozos María Luisa y Fondón, que se extenderá incluso con mayor intensidad que en 1957 a otras explotaciones. Al final más represión, más sufrimiento, pero aquellos mineros y sus familias nunca se rindieron.

Cuentan quienes lo presenciaron un día de abril de 1957 que en la mina Riquela, dos filas de guardias civiles esperaban en la plaza la salida por la bocamina de un grupo de picadores que desde marzo trabajaban a bajo rendimiento. Ese pasillo jalonado de guardias civiles para once de ellos acabó en un camión al que fueron subidos y llevados a León. El resto fue amenazado con procesamientos, la pérdida de la exención del servicio militar o el despido como a sus once compañeros. Salieron de uno en uno por el pasillo, eran tiempos duros, de torturas, de ley de fugas, pero no se rindieron ni perdieron la dignidad ante la represión.

Para el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA) recordar huelgas y movilizaciones no es un ejercicio de nostalgia, es reconocer la lucha y el sacrificio de los mineros y mineras y de sus familias que no renunciaron a sus principios e ideales. El carbón nacional, esas palabras que ahora parecen malditas, tiene mucha historia de lucha y sacrificio detrás. Historia que nos ha de servir de inspiración y estímulo en la batalla que estamos librando en defensa del carbón nacional.

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