Eso de año nuevo, vida nueva, que casi nunca resulta cierto -salvo para aquellos a quienes les haya tocado la lotería-, podría verse modificado, por ser más real y cierto, por lo de año nuevo, precios nuevos en línea ascendente. Me encontré, sin más, de un día para otro, con subidas en el vino, en el tabaco, en el pan y en el precio del autobús, sin tener en cuenta la subida del agua, de la luz y la del teléfono. Como consumidor diario de aspirinas aún no he podido comprobar si han experimentado un nuevo precio, porque me resulta escandaloso que a cada nueva caja que compro, nuevo precio. Debe de ser lo que, goteo a goteo de cinco o diez céntimos, más alteraciones ha sufrido a lo largo del año. Al menos en el año 2006 he tenido que sufrir como cinco subidas casi consecutivas sin que nadie parezca haberse enterado de ello.