Los sufridos vecinos de Navia tenemos que aprender un nuevo callejero. Ya nos habíamos acostumbrado a un recorrido cuando comprobamos que el lunes había unas nuevas orientaciones, con algunos tramos cerrados a la circulación, debiendo de tomar incómodas direcciones obligatorias. Eso es consecuencia de la pésima planificación de las obras de saneamiento que volverán a alborotar a los vecinos, incluso a los caminantes que circulen por las aceras, y que tendrán que ver cómo el parque va a tener que ser levantado y sus árboles talados en parte, aunque algunos más recientes, puedan resultar transplantados. Con todo sería deseable que las obras se terminaran para el verano, pero al paso que llevamos no parece posible, si tenemos en cuenta que los trabajos en las calles dieron comienzo ya a primeros de noviembre.