La villa de Navia se desmorona a cachos a medida que continúan las obras de saneamiento. Hace dos días se desmoronaba el antepecho de cubierta de un establecimiento comercial -o sea, lo que en términos de la calle se denomina peto o pesebrón-. Además ha ido acompañado de un hundimiento de medio metro en la acera. Es decir, que si los trabajos no se realizan con rigor, acabaremos destruyéndolo todo por partes teniendo en cuenta que aún quedan pendientes las más sensibles, aquellas que están edificadas sobre arena y sobre fangales. Yo lo siento especialmente por los que tienen un negocio en esa zona, especialmente por un quiosquero porque resulta una aventura acercarse a su puesto de venta para hacerse con un diario. Por eso sostengo que cuando la oposición pretendía eliminar a los comerciantes los tributos municipales hasta que acabaran las obras, era lo mínimo que debería hacerse.