Navia, Sergio PÉREZ

Hartos. Las obras de saneamiento que desde finales de 2006 se realizan en Navia están acabando con la paciencia, si no lo han hecho ya, de buena parte de los vecinos y comerciantes de la villa. Los problemas circulatorios, las dificultades para encontrar aparcamiento y el lento ritmo de los trabajos han provocado un notable descenso en el número de personas que se acercan hasta la villa para realizar sus compras, o para algo tan simple como pasear. Definitivamente, el saneamiento ha alterado la vida de los naviegos que, a pesar de todo, son conscientes de la necesidad de esta obra. «Las obras hay que hacerlas. Si cortan por un sitio, pues se pasa por otro, no es tanta molestia», explicaba ayer José Antonio García Méndez, vecino de Sante.

Actualmente los trabajos se centran en la zona de la dársena, en el muelle de Navia, por lo que las mayores complicaciones para el tráfico parecen haber quedado atrás. Sin embargo, en esta zona se ubica un amplio aparcamiento que, debido a estos trabajos, ha quedado reducido a la mitad. Y aunque el pueblo cuenta con otros lugares para estacionar los vehículos en zonas un poco más alejadas del centro del pueblo, muchos optan por no acercarse hasta la villa. Eso es lo que asegura Adrián García, vecino de Navia. «Las obras las veo bien, aunque van un poco lentas, y han afectado a la vida en Navia. Sobre todo, al quitar parte del aparcamiento de la dársena, mucha gente no se acerca. Por ejemplo, mi abuela dice que no viene porque está todo muy complicado. Pero es que somos muy cómodos y nos gusta aparcar cerca», explicó.

La empresa encargada de la obra centra las críticas de muchos vecinos. El descontento es general. Se les reprocha el lento ritmo en los trabajos, que llevan colapsando el pueblo casi dos años. Piden que se trabaje a turnos hasta acabar la tarea. Trabajar sin descanso. José Luis Zamora es uno de ellos. «La única que se beneficia de la obra es la empresa encargada. Trabajan cinco y veinte miran, y así no se acaba nunca. Esto es peor que la obra de El Escorial, es una vergüenza. Paran cuando quieren y se cogen todas las fiestas. Deberían trabajar por turnos, sin parar hasta que se acabase», señaló.

Perjuicios

También los comerciantes de Navia sufren, todavía hoy, los perjuicios. Dicen que muchas personas prefieren no acercarse hasta el pueblo hasta que todo vuelva a la normalidad, lo que redunda en un descenso de las ventas. Pepe Suárez regenta un quiosco en el muelle naviego. Hace dos semanas las obras del saneamiento estuvieron a punto de dañar su negocio.

La zanja excavada para introducir las tuberías provocó que el suelo próximo al quiosco cediese. Desde entonces, la estructura sufre una inclinación de tres centímetros. Además, él y varios negocios próximos estuvieron casi encerrados por esta obra, por lo que el número de clientes se redujo bastante. «He perdido bastante dinero, aquellos días no vendí casi nada. En las dos últimas semanas de abril habré perdido unos 700 euros, que para un quiosco es muchísimo. Esto es un desastre y da la sensación de que van improvisando y, más o menos, todos los comerciantes estamos igual», lamenta.

La hostelería también está muy afectada. Iván Infanzón y Roberto Giordano son los propietarios del Bar K constatan la opinión de la mayoría: el descenso en el número de clientes es notable. «El jueves trabajamos la mitad que hace un año, y como nosotros, muchos negocios más», señalo Roberto. Todos ofrecen la misma solución: más agilidad. «Somos conscientes de que el Ayuntamiento no tiene competencias, pero ¿no puede hacer algo para acelerar las obras?».