Salas / Boal, Sergio PÉREZ

La pasión por las motos ha crecido de forma imparable. No hace falta más que echar un vistazo cada fin de semana a las carreteras asturianas, inundadas de moteros, para disfrutar de un hobby que, está comprobado, engancha. La llegada del buen tiempo, del sol y del calor anima todavía más a disfrutar de las dos ruedas.

El occidente de Asturias cuenta con muchas rutas moteras. Y aunque cada cual prefiere una diferente, dos de ellas son de las más transitadas: la AS-15, conocida como el Corredor del Narcea, y la AS-12, Navia-Grandas de Salime, en su tramo hasta Boal. Ayer se cumplía una semana del accidente que costó la vida a tres motoristas en la curva de Las Consas, en el Corredor del Narcea (AS-15), poco antes de Soto de los Infantes, en el concejo de Salas. La mayoría de los moteros todavía no se explica cómo pudo ocurrir, ya que, aseguran, se trata de una carretera muy segura. José Luis Álvarez es un veterano motero de Salas que sigue sin comprender qué pudo pasar. «Es una carretera que invita a "darle al mango", como decimos nosotros en el argot motero, a correr, porque es muy rápida. No sabemos si fue por un exceso de velocidad o por una distracción, o si se debió a alguna enfermedad súbita», señalaba ayer, en el transcurso de la VI Concentración motera «Ángeles del asfalto», de Salas.

La carretera es una ruta de 56 kilómetros por un asfalto bastante bueno, con carriles anchos y arcenes. Eso sí, muchas curvas, subidas y descensos. Un menú de primera para los moteros. Miguel Lobato, vecino de La Espina, de 36 años, veinte de ellos con la moto entre las piernas, entona el mea culpa en nombre de todos los moteros. La velocidad va asociada de manera indisoluble a la moto. «La carretera necesita mejoras en el asfaltado y tiene curvas muy bacheadas. A pesar de todo, nadie cumple las normas, y quien diga lo contrario, miente». El exceso de velocidad es el carro de batalla. La mayoría de los moteros asegura que, por culpa de unos pocos, el colectivo se ha ganado una fama que no merece.

Los vecinos de la zona parece que les dan la razón, como María del Carmen Álvarez, que regenta el bar Americano, en Soto de los Infantes, junto a la carretera AS-15. «Las motos van rápido, pero también los coches. Aunque hay de todo; no se puede generalizar, ya que respetan bastante los límites», explicaba ayer. Para los hermanos Marcelino y Prudencio Fernández el asunto es muy diferente. Por su trabajo conocen al dedillo esta carretera y piensan que muchos no cumplen con las normas. «Muchos no respetan nada. Tienen accidentes, pero parece que los buscan, porque no respetan la señalización ni las distancias de seguridad».

Para un motero, decir Boal es referirse a uno de los santuarios de las dos ruedas. Cada fin de semana, la carretera que une Navia y Grandas de Salime se llena de los amantes de este deporte. Pero, ¿qué tiene este tramo? «Sus curvas, su anchura, su buen firme y que, además, recientemente se ha colocado una segunda banda de quitamiedos en las curvas más peligrosas. La moto pide curvas y carreteras reviradas, y la subida a Boal lo tiene todo», responde Jesús Rodríguez, presidente del motoclub Apretaye el Corno, de Navia. Los integrantes del motoclub lamentan que por los excesos de una minoría tengan que pagar todos: «Cada vez se respeta más la velocidad».