Yo no acabo de entenderlo y por eso no comparto el entusiasmo de que decenas de personas de la comarca hayan descubierto que una de sus mayores aficiones se encuentra en las grandes superficies. Y nada más original para disfrutar de los fines de semana como marcharse a pasar el día en esos recintos irrespirables. Es viejo eso que se dice de que la vida es buena pero que es cara y que la hay más barata pero es peor. A mí me parece que, salvo casos de desgracia, la vida es más o menos como queramos que sea. Lo que ocurre es que el hombre es bestezuela resignada y poco sagaz que se deja encandilar por el señuelo que le ponen delante de las narices. La humanidad ha ido abdicando de la buena vida, que ha cambiado por otra anestesiada y más triste. Y uno se pregunta que si eso es una aspiración de las personas, si no será mejor continuar con la vida de siempre, que con ser más modesta resulta más sorpresiva, atractiva y auténtica.