Oviedo, R. LÓPEZ MURIAS

Hay mucha gente que puede presumir de tener un fondo de pantalla chulo en el móvil pero sólo hay dos personas que tienen en su pantalla la imagen de «Villarina», la pequeña osa que apareció herida en una cuneta de Somiedo. Esas personas son Ana Canal y Miguel Ángel Martínez, una pareja de madrileños que, además de presumir de osa en su móvil, son quienes le han salvado la vida y hoy, dos meses después, sueñan con volver para verla de nuevo correr por los montes somedanos.

Y es que la osezna está a punto de recuperar la libertad -si quiere y si todo sale bien- después de recuperarse, primero, en el parque de Cabárceno (Cantabria) y ahora en un centro en Redes. La Consejería de Medio Rural tiene previsto convocar una reunión de expertos en los próximos días para concretar el futuro de «Villarina». En principio, si las cosas no cambian, el objetivo es devolverla a los montes somedanos a mediados de mes. Otra cosa es que la osa quiera y sepa vivir en libertad, informa V. D. PEÑAS.

Entre tanto, en Madrid, los «padres» de «Villarina» siguen atentos el desarrollo de los acontecimientos. Miguel Ángel Martínez es responsable de asistencia técnica en una empresa y su novia, Ana Canal, trabaja en una oficina. Les encantan los animales y en su piso de Madrid tiene dos gatos y un perro. Y no dudan de que, si les dejasen, se llevarían a «Villarina» porque de ella guardan uno de los recuerdos más bonitos de su vida cuando se la encontraron.

«Íbamos a hacer la ruta de los Lagos y de repente Ana me dijo, para el coche que hay un perro. ¡No, no es un oso!», relata Miguel Martínez, quien lamenta que nadie le haya informado de la evolución del esbardo en todo este tiempo. «Le tomamos mucho cariño y nos hubiese gustado que desde la Fundación Oso Pardo nos hubiesen llamado de vez en cuando para decirnos que tal estaba la osita, pero siempre hemos sido nosotros los que nos hemos tenido que preocupar. Pero bueno, lo hacemos encantados» cuenta la pareja.

Por mucha publicidad y propaganda que el Gobierno del Principado de Asturias haga con el Oso Yogi, lo cierto es que casi nadie ha tenido la suerte de encontrarse uno de estos animales mientras pasea por Asturias. En el caso de los madrileños hubo suerte: «¡Mira que nos lo dijeron los asturianos, que ellos si que paseaban por Asturias y nunca les pasó... La suerte la tuvimos nosotros».

Cuando alguien se encuentra un oso en la carretera es difícil saber cómo va a reaccionar: «Primero nos aseguramos de que no apareciese la madre, y después de un rato nos acercamos porque vimos que estaba mal y que se caía al caminar. Cuando nos acercamos se puso panza arriba y empezó a patalear, entonces Ana la cogió en el regazo y la empezó a acariciar hasta que se quedó dormida como un bebé», explica Miguel Martínez.

Cuando sea devuelta al monte somedano, se espera consiga adaptarse y volver junto a su madre y hermanos, que siguen en la zona donde fue hallada, cerca de la localidad de Villarín, de ahí su nombre. « A nosotros nos gusta el nombre y nos parece cariñoso», dice Miguel Martínez. Sólo queda despejar la duda de si la osa conseguirá habituarse al monte, a las ramas, a su familia y al resto de animales, o si por el contrario después de tanto tiempo en cautividad y en contacto con los humanos preferirá seguir bajo el calor de sus cuidadores, al estilo de «Paca» y «Tola».

Sea como sea Miguel y Ana ya planean su siguiente viaje por Asturias donde tienen un cometido: volver a ver a la pequeña Villarina y confirmar que ha merecido la pena rescatarla. De aquel día, Ana Canal posee una cicatriz en su dedo, de una mordedura de la pequeña osa. Si «Villarina» no se adapta al monte siempre tendrá las puertas abierta de la casa de estos dos madrileños, que aunque saben que vivir con una osa en casa sería imposible ganas no les faltan.

Mientras vuelven a Asturias matan las ganas de saber de ella mirando la pantalla de su móvil: «¿Viste? Esta es la osa que yo me encontré Asturias ¿Quieres que te cuente la historia?. Es que es genial».