Navia

Tres embalses, tres sentencias de muerte: Grandas, Doiras y Arbón. El río Navia, el que fuera el caudal más salmonero de Asturias, es ahora el que menos capturas tiene. Del plan de recuperación salmonero de este río, anunciado por la Confederación Hidrográfica del Norte y que planteaba la construcción de una estación de alevinaje y hasta proponía hacer un ascensor para salvar la altura del salto de Arbón (similar al construido en el río Sil, en Galicia) y conseguir así que los peces salvasen la presa y desovasen río arriba, nada se sabe. El proyecto sigue a la espera. Mientras, las estadísticas no hacen más que reflejar un futuro poco prometedor para la vida del salmón en el Navia.

Pero de las tres presas construidas sobre el Navia, la que lapidó por completo al salmón fue la de Arbón. Una enorme mole de tierra que cortó de cuajo al río a escasos kilómetros de su desembocadura.

Las estadísticas presentan clara la realidad. Antes de 1967, fecha en la que se construyó la presa, en el río Navia se llegaron a pescar hasta 1.200 salmones al año, pero después de levantar la infraestructura la pesca cayó en picado. Así, en 1968 los pescadores sacaron 400 presas, pero cada año el número de peces fue disminuyendo hasta llegar a la cota cero entre 1973 y 1976. Para intentar paliar estos efectos se vedó la pesca del salmón en el Navia entre 1986 y 1987, pero la medida tampoco dio los resultados que se esperaban.

Así, en el mejor año después de la veda, 1988, el número de salmones capturados fue de 46, una cifra que se aleja mucho de las capturas registradas antes de la construcción de la presa. Y el Navia sigue sin recuperarse: este año sólo se capturaron dos ejemplares.

Ahora todas las esperanzas están puestas en el centro de cría de alevines, pero los expertos creen que esa no va a ser la solución, porque los salmones necesitarían remontar la presa de Arbón y además un suelo libre de lodos. En cuanto a los posibles efectos positivos de elevar los salmones río arriba mediante un ascensor, las opiniones también se oponen. Los ecologistas explican que ningún sentido tendría subir los peces si después no se pueden volver a bajar. El río Navia, de aguas tranquilas desde que las hidroeléctricas construyesen sobre él los tres saltos de agua, pasó de ser conocido como el río más salmonero a la «ruta del kilovatio» y parece que se quedará con el nombre.

Los que conocieron y pescaron desde su orillas antes de que los embalses formasen parte de su paisaje recuerdan cómo el salmón era un plato común en la dieta de los que vivían en el valle del Navia. Es más, los que trabajaron levantando estas presas tenían una dieta poco variada que se basaba en salmón y más salmón.

En plena polémica sobre la verdadera salud de la presa, ya que es la única construida sobre tierra y ya se han tenido que llevar a cabo varias reparaciones para dar solución a sus grietas, el Navia sigue sin dar vida a los salmones. Ahora queda esperar a ver los efectos del proyecto de la Confederación que, al menos, según explica el alcalde de Navia, Ignacio García Palacios, «sigue apostando por la construcción de un centro de crías de alevines». Hasta que los «pezqueñines» lleguen, los pescadores tendrán que seguir conformándose con sacar el campano en otros afluentes. El Navia ya no es salmonero.